viernes, 23 de diciembre de 2016

Navidad en África y en el mundo

El texto siguiente es de Mons. Aguirre, obispo de Bangassou. No tiene desperdicio. ¡Ojalá Navidad no se limite a poner belenes, luces; cantar villancicos y organizar cenas suculentas! El mundo necesita que Navidad sea una oportunidad de pensar en aquellos que nacen en las condiciones del niño de Belén; que emprenden viajes peligrosos como refugiados o inmigrantes sin rumbo; que crecen bajo los ruidos de bombas o con hambre en la barriga; que gritan en el vacío sin que nadie les escuche porque nuestros oídos están tapados por el egoísmo. ¡Feliz Navidad!
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Desde Bangassou: Feliz Navidad

En el despacho del colegio, preparando ya unas navidades calurosas típicamente africanas, veo el mapa mundi que la hermana Ana tiene en su mesa. Pienso que basta con pasar un dedo sobre él y darle comba para comprender que las navidades serán diferentes en muchos rincones del mundo, que las bombillas de colores que vemos desde la tele alumbrándose en  Washington, el Taiwán o en Sao Paolo no existirán en miles de zonas del globo entre otras cosas porque allí no hay ni bombillas, ni electricidad, ni tele. Paso mis dedos sobre cordilleras y mares y pienso que muchas de las navidades de países con mucha renta per capita, serán navidades de fiesta y pandereta pero, al mismo tiempo, impregnadas de miopías porque ignorantes de que  en tantos pequeños sitios del globo están con el agua al cuello, hundidos en el fango o en fase terminal.
Paso mis yemas por  las aguas del Mar Mediterráneo, y pienso en aquellos a los que les toque estar pasando sus negruras en la noche del 24. Navidades negras. Ahora que nuestro Mar se ha convertido en cementerio para más de 5.000 personas, sus aguas ya no son tan azules, sus olas traen presagios de tristeza y la sal de su vientre se ha vuelto sosa. La muerte acecha allí cada día. Como dice la canción de Dylan: "¿cuántas muertes habrán aún de llegar antes de darnos cuenta de que han sido demasiadas?" Millares de refugiados ponen sus ganas de una vida mejor arracimados en pateras de fortuna. Pero esta esperanza se escapa como la sal mojada entre los dedos porque nuestro mar continúa a coleccionar muertos en sus entrañas. Así cada día, desde hace muchos. Sea Navidad o no. Navidades saladas de muerte por mucho que cante Serrat su preciosa canción. Propongo que en cada hogar se deje un espacio vacío en recuerdo de tanta pobre gente, que ha perdido  la vida tan cerca de nuestras playas y tan lejos de nuestros corazones. Navidades gélidas para los que consiguieron  llegar a las playas o fueron rescatados en alta mar, y a los pocos meses se les devuelve (¿en caliente?, ¿en frío? ¿en templado?, ¡vaya eufemismo!) a sus países de origen. Haber vencido a la brutal y onerosa travesía no les ha servido de nada. ¡¡Sus sueños rotos en mil pedazos!! ¿Cuántos oídos más deben tener en Estrasburgo para poder escuchar el grito de los pobres?
Mi dedo se aleja hacia el Líbano y luego  Siria, Alepo, ¿qué navidades van a vivir allí? Los hermanos maristas tenían un orfanato en el barrio ocupado por la guerrilla. Navidades heroicas. Los hombres de la Cruz blanca (musulmanes) no dan abasto con sus ambulancias para sacar gente de entre los escombros, niños desfigurados, familias desmembradas... Hay escuelas que se han hundido sobre los alumnos machacándolos a todos. Navidades de polvo en Alepo. De funerales infantiles. De caminos áridos para aquellos que dejan Siria, de espanto intravenoso para los que emigran por el desierto, buscando asilo en Turquía, huyendo de los criminales del Daes. Esos que invocan el nombre de Allah en vano, un Dios que no es cómo ellos nos lo quieren hacer ver. Esos que ponen a Dios como pantalla de sus crímenes. Navidades de idolatría.

Bajo mi dedo, descabalgo el mágico desierto de Argelia (navidades de arena), de Tamanrasset lleno a reventar hasta ayer de gente apresada en ciudades argelinas y devueltas "manu militari" en autobuses a la linde del desierto para que se pudran allí: navidades sin alma, navidades de vergüenza ajena. Dejo la Argelia del hermanito Carlos de Foucault (¡un siglo de su martirio!) y pongo la yema  (y me quemo) en el norte de Nigeria sobre los miles de personas sometidas por el Boko Haram, niñas raptadas, pueblos carbonizados por el horror. El Boko Haram nació hacia 2002 en una etnia del norte de Nigeria, los Kanuri, en aquellas fechas "indignados" por la pobreza en que los tenía sometidos el gobierno su país. El predicador Mohamed Yussuf caldeó tanto el ambiente que sus huestes son lo que son hoy: criminales sin escrúpulos. Busco con la mirada la ciudad de Djakana, 40% cristiana no obstante los kamikaces, los secuestros, las brutalidades de los radicales. Allí, durante la cuaresma de febrero pasado, la gente estaba rezando el Viacrucis, cuando en la 7ª estación ("Jesús cae por segunda vez"), una niña kamikaze drogada se hizo estallar en el mercado. La séptima estación los salvó esta vez y hoy vivirán una navidad de milagro, nunca mejor dicho.
En Centroáfrica serán navidades calientes. Grupos rebeldes musulmanes se baten entre ellos desde hace semanas. Guerra por el poder, por el control de la guerrilla. Con el "Incha Alláh" en la boca, nada más se acercan los unos a los otros saltan chispas. Navidades tensas, cargadas de miedo y de violencia, de obuses y de metralla, que traen su aliento fétido hasta las puertas de Bangassou. Los rebeldes están a 70 kms de nosotros. Miles de civiles han llegado a la misión de Nzacko (tengo allí dos curas) huyendo de la quema en el norte de Bambari. Hace 20 días los Ngoula y Runga (etnias musulmanas del norte de Centroáfrica armadas por el gobierno del Chad, ahora radicalizadas, también ellos antiguos "indignados"), atacaron a otros musulmanes radicales en Bria, mataron a un centenar de hombres y a su comandante, al que cortaron la cabeza colocándola sobre una pica a la entrada del mercado. Selekas contra Selekas. Parece como si el nuevo presidente de Centroáfrica lo fuera solamente de la capital Bangui. En el resto, los señores de la guerra se  dividen el país a su antojo, oprimen y roban en los 500 kms de la pista de selva que lleva hasta Bangassou, 500 kms de electricidad comprimida como en la punta de esas pistolas eléctricas de los vigilantes profesionales; justamente la pista por donde tendrán que atravesar, dentro de unos meses,  dos contenedores preparados desde Córdoba, con tanto cariño, con leche en polvo, neumáticos, comida, placas solares, ropa y calzado para los huérfanos y mil cosas más. Hasta que lleguen, serán unas navidades muy inquietas cuya sombra se alargará hasta bien entrado 2017.
Vuelvo con mi dedo a Europa. Navidades sísmicas en el centro de Italia, allí donde las fuerzas de la tierra parece que se han enfurruñado con las obras de arte, las Iglesias y todas las construcciones. Navidades pasadas por agua por las inundaciones en Andalucía, navidades de lluvia, "porque el tiempo está loco", en Centroamérica y en muchas zonas del planeta, navidades de terremoto en Haití o en Japón, de dolor (o contento) en Cuba, navidades solitarias en tantas habitaciones de la tercera edad, navidades serenas y alegres en tantas familias de bien unidas cada año por la quieta alegría de juntarse otra vez. Navidades de pavo con patatas, mazapán y champán español.

Navidades cainitas en el Sud Sudán (hay 10.000 sudaneses huyendo de la guerra en mi diócesis), o en Yemen donde el 4 de marzo pasado, milicias chiitas radicales asesinaron a 4 misioneras de la Caridad. Navidades tristes en casa de la misionera catalana Isabel Solá, asesinada también ella en Haití el pasado 2 de septiembre. Navidades de gozo y esperanza en los millones de "buena gente" repartida por el mundo.
En muchas capillas de selva, en decenas de países de África y también en miles de pueblos de selva en Perú, Colombia o Ecuador, sin luz ni contaminación, serán navidades de oración, de estupor, (en África no hay "comida" de Navidad ni botellón posterior). De ingenuo asombro al descubrir que "Dios salva" (Jesús) muestra su rostro no como un tiburón de las finanzas o un vencedor de guerras sino como un niño frágil, con sed de teta, en las manos de María y bajo la protección de José. Los cristianos cantarán para el Príncipe de la Paz el "Gloria in excelsis Deo" a su manera y caerán rendidos de puro cantar. Muchos niños, dormidos como lirones, liados a la espalda de sus madres,  soñarán mientras ellas danzan la navidad rebullidas de gozo y se preparan a comulgar, la que será la mejor y única cena de esa noche santa. Navidades cálidas en la noche africana... Las mías serán en una de estas capillas, un pueblecito cerca de Bangassou, una punta de alfiler en el mapa, rodeado de cultivadores de cacahuetes, un cielo cuajado de estrellas y algún que otro ex rebelde, ahora desarmado; todos rezando y de vez en cuando mirando de reojo al bosque de sabana arboleada en donde pueden aparecer de pronto gente armada, gente mala y sin escrúpulos, asesinos huérfanos de navidades.

Levanto la vista del mapa mundi y veo que la hermana Ana, la intendente,  lleva un rato intentando darme unos papeles. Me ha pillado fuera de juego. Yo llevaba un rato "alejado" de su despacho. Estaba navegando por el mapa y por las nubes. Recorriendo el mundo desde las alturas. Descubriendo navidades, musitando a todos Feliz Navidad y feliz Año Nuevo.
                                                                             Bangassou 20 de Diciembre 2016
                                                                                   Juan José Aguirre Muñoz

                                                                                      Obispo de Bangassou

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Entrevista en LomásRc

24 DE NOVIEMBRE DE 2016


P. Kabasha, Galardón Alter Christus de Pastoral social: “El desarrollo no tiene tanto que ver con los medios como con la visión, la determinación, el sacrificio y el cambio de mentalidad”


El P. Gaétan Kabasha ha recibido este lunes el galardón Alter Christus 2016 en el área de Pastoral social. Se trata de un sacerdote ruandés que tuvo que huir por el genocidio, para refu­giarse en la República Centroafricana. Fue ordenado sacerdote el 9 de noviembre de 2003. Actualmente vive en Madrid y simultanea su tesis doctoral en filosofía sobre violencias y conflictos, con su responsabilidad como capellán del hospital Clínico San Carlos. Su preocupación es elevar el nivel cultural y espiritual de Africa, por lo que ha fundado en España una obra llamada AUDE (Asociación Universidad para el Desarrollo) con el objetivo de financiar a estudiantes universitarios africanos.

A continuación presentamos una entrevista en la que aborda su trabajo en España, pero también su preocupación y su interés por trabajar por el futuro de África.


¿Qué supone para usted este galardón de pastoral social?

En primer lugar, una inmensa satisfacción personal por ser el reconocimiento a una labor a la que he dedicado toda mi vida y ser Alter Christus quien me lo otorga, por lo que le expreso mi más sincera gratitud y afecto por esta, sin duda, inmerecida elección. Debo reconocer que ha sido toda una sorpresa y providencial que llegue en este momento, toda vez que coincide con el impulso de un nuevo proyecto de ayuda a los universitarios de Ruanda.

El galardón de esta forma y en este momento se convierte en una oportunidad para difundir y dar a conocer el proyecto en cuestión y lograr que más gente se adhiera al mismo. En un mundo completamente mediatizado, resulta extremadamente difícil llegar al público sin pasar por la prensa o las redes sociales. El hecho de que Alter Christus sea una organización internacionalmente conocida supone un apoyo inestimable para alcanzar los objetivos del proyecto.

Padre, el galardón recoge su testimonio sacerdotal en medio de las dificultades, en parroquias en donde la gente lucha por sobrevivir. Estamos acostumbrados en España a ver misioneros europeos trabajando en África, ¿pero qué aporta un sacerdote local en medio de ese ambiente tan duro?

Debo decir que también los sacerdotes locales hacen mucho en medio de la gente pobre. Lo que pasa es que el alcance de su labor no es conocida por los medios de comunicación porque en general la prensa no llega a esos lugares. En cambio, la labor de los misioneros europeos por ser de Occidente, se hace ver fácilmente. Por otro lado, los misioneros europeos suelen tener más medios materiales que los sacerdotes autóctonos para desarrollar la pastoral social.

En segundo lugar, yo tengo la convicción de que el desarrollo de un pueblo debe partir del mismo pueblo. Aunque el impulso proceda de fuera, el motor debe ser los propios pueblos. Por tanto, es importante que los sacerdotes autóctonos tomen en serio el tema del desarrollo de su pueblo sin esperar necesariamente que todo venga de fuera. La ventaja de un sacerdote local es que entiende mejor la mentalidad de su cultura, de su pueblo y por tanto, está mejor situado para elegir los proyectos y los métodos más adecuados para su realización.

Personalmente cuando estaba de párroco en la República Centroafricana, llegué a poner en marcha bastantes proyectos de promoción social y de desarrollo, tanto con la ayuda de los amigos europeos como con la de los hombres de negocio locales que confiaban en mí o con la mano de obra de los jóvenes del lugar. El ver que uno de ellos hace las cosas que benefician a todos les lleva a entender que el desarrollo es verdaderamente posible con los recursos propios. Al final el desarrollo no tiene tanto que ver con los medios como con la visión, determinación, la organización, el sacrificio y sobre todo el cambio de mentalidad.

El galardón destaca de una forma especial su trabajo con enfermos en el hospital Clínico de San Carlos. ¿En qué consiste su trabajo allí?


El trabajo de un capellán de hospital tiene como base esencial la consolación. Luego a partir de allí, hay una serie de actividades que se encaminan a este objetivo. De manera esquemática, mi trabajo tiene dos vertientes: la primera consiste en acompañar al que llora, consolar al que sufre, estar al lado de una familia desesperada. La segunda se refiere a los sacramentos: llevar el cuerpo de Cristo al que lo pide, confesar al que lo necesita, dar unción de enfermos, celebrar la eucaristía. Todo en el marco de la consolación tanto de los enfermos como de los familiares y cuando es posible, de los profesionales que necesitan atención espiritual (acompañamiento, celebración de funerales, acción de gracias etc.). Debo decir que es un trabajo muy gratificante.


Padre, usted está estudiando y trabajando en España. ¿Puede explicarnos en qué consisten los proyectos sociales que promueve desde aquí a favor de África?


En estos momentos, estoy promoviendo un proyecto que considero crucial para el desarrollo de África. Se trata de la Asociación Universidad para el Desarrollo de África (AUDE). El objetivo único es buscar socios en España para sostener los estudios universitarios de los jóvenes que, teniendo la capacidad intelectual y habilitación académica para ello, no tienen medios para hacerlo. Estos estudiantes, a su vez, se comprometen a ser socios una vez finalicen sus estudios y empiecen a trabajar. Tengo la clara convicción de que en algunos países, ha llegado el momento de formar suficientes cuadros para la transformación de la sociedad. En un mundo cada vez más globalizado, es importante que haya muchos jóvenes preparados a nivel superior para adaptarse e impedir que su país siga en la dependencia dañina.

El proyecto ya ha empezado en Ruanda dónde estamos financiando a siete estudiantes y pensamos que con más socios podremos becar a muchos más. Nuestra web es www.audesarrollo.es

También a título personal, me dedico a hacer conocer África en el mundo hispanófono en un blogwww.afroanalisis.blogspot.com, o impartiendo conferencias.

entrevista de Religión Confidencial 21/11/2016

El capellán del Clínico certifica que los pacientes rechazan la eutanasia y en cambio sí piden la unción

El padre ruandés Gaétan Kabasha se sorprende de que en Europa a veces “molesta todo lo que huele a Iglesia”

El padre ruandés Gaétan Kabasha reside actualmente en Madrid y simultanea su tesis doctoral en filosofía sobre violencias y conflictos, con su responsabilidad como capellán del Hospital Clínico San Carlos. Desde su experiencia, afirma que en España todavía no se ha introducido la cultura de la eutanasia y que es ampliamente rechazada por los enfermos. Asiste a unos 50 pacientes diarios.
El padre Gaétan Kabasha, recogiendo el premio de la Fundación Alter Christus. El padre Gaétan Kabasha, recogiendo el premio de la Fundación Alter Christus.
El padre Gaétan se pasea por el hospital vestido de cura. “Según el convenio regulador, son los pacientes los que tienen que requerir este servicio y muchos familiares o enfermos desconocen que en los centros hospitalarios se puede solicitar la asistencia de un sacerdote. Ir con el alzacuellos, es de vital importancia para que te reconozcan los enfermos”, declara a Religión Confidencial.
Este sacerdote reconoce que algunos moribundos, o sus familiares, se pueden asustar al ver a un cura. Sin embargo, recalca que los sacerdotes “no somos portadores de muerte, ni miedo, sino de vida.Por mi experiencia, los pacientes que reciben los sacramentos, obtienen paz. Este es un sacramento de vivos y no de muertos”.
El capellán del Clínico de Madrid desvela algunos milagros producidos tras administrar el sacramento de la unción de enfermos. “Me acuerdo de un señor que estaba a punto de morir tras una operación. Le administré este sacramento y se curó. Los médicos no daban crédito. La unción de enfermos cura muchas veces a los moribundos. Se tiene  un gran desconocimiento sobre este sacramento”.

La descristianización europea  

El padre ruandés tuvo que huir de su país por el genocidio y se refugió en la República Centroafricana. Está incardinado en la diócesis de Bangassou, cuyo obispo es el comboniano español Juan José Aguirre. Estudió en el seminario San Dámaso de Madrid y se ordenó sacerdote el 9 de noviembre de 2003 en Centroáfrica.
Se sorprende de la descristianización europea. “En este continente, todo lo que huele a Iglesia parece que molesta, no sé lo que está pasando. El cristianismo está en las raíces de la cultura europea. En África aspiramos a alcanzar esta misma cultura que tiene Europa y que algunos quieren destruir. Algunos países que no han sido cristianizados, no gozan de los mismos derechos humanos que Europa”, subraya.  

Ayudar a los jóvenes africanos

El padre Gaétan Kabasha  ha sido uno de los galardonados por su labor social con los enfermos y por su vida entregada a África que otorga anualmente la Fundación Alter Chirstusque entre otras funciones, se dedica al acompañamiento de quienes han consagrado su vida ofreciéndose para ser otro Cristo.
Gaétan ha trabajado pastoralmente en parroquias de la República Centroafricana donde las personas luchan cada día por sobrevivir en medio de la pobreza y la violencia. Su preocupación es elevar el nivel cultural y espiritual de África.
Esta es una de las razones por las que dirige un proyecto dedicado a conseguir becas para los universitarios de Ruanda, con el fin de financiar sus estudios en la universidad. “Sin educación es imposible el desarrollo de África. Necesitamos jóvenes preparados. Buscamos becas para ayudar a estos universitarios”, declara. El proyecto se llamaAsociación Universidad para el Desarrollo.

domingo, 4 de diciembre de 2016

La grata sorpresa de un dictador

El año 2016 pasará en la historia como un año de sorpresas mayúsculas en el escenario político mundial. En el momento que el mundo está todavía asombrado por el Brexit y la elección de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos contra todo pronóstico, un dictador confeso sorprende a todos en el sur de Sahara.
En el semanario Jeune Afrique de mayo de 2016, Yahya Jammeh afirmaba sin tapujos que era el dictador y orgulloso de serlo. Estas declaraciones no sorprendieron a nadie que conociera el sistema político de Gambia desde 22 años.
Este mismo viernes, cuando el mismo Jammeh anunció su derrota y felicitó a su contrincante en las elecciones una hora antes que la Comisión electoral anunciara los resultados, el mundo entero se quedó boquiabierto. ¿Será posible que el temible presidente tanto dentro como fuera de Gambia , el "big man", reconociera su derrota y dejara las riendas del país? Pues, sí. Algunos dictadores saben reconocer los hechos y sorprender al mundo. Allí radica la grandeza de alguno de ellos. Nunca se puede definir una persona en su totalidad con un solo adjetivo.

Gambia es un pequeñísimo país rodeado en su totalidad por Senegal. Logró su independencia de Reino Unido en 1965. Desde entonces, solo ha conocido a dos presidentes: Dawda Jawara y Yahya Jammed. El turismo occidental constituye su principal fuente de ingresos económicos.
Yahya Jammed (foto internet)

Yahya Abdul-Aziz Jemus Junkung Jammed, llamado también doctor por sus dotes curanderísticos,  tomó el poder en 1994 derrocando a Jawara. Era entonces teniente del ejército nacional después de una formación militar en Senegal y Alabama (USA). A partir de este momento, instauró un sistema atípico envuelto en muchas decisiones llamativas y polémicas también.
En más de dos ocasiones, hubo un intento de golpe de Estado fallido seguido de los castigos ejemplares de los protagonistas y discursos grandilocuentes. No hace más de un año respondió al secretario general de la ONU que se fuera a arder en el infierno cuando éste le urgía a poner en marcha una investigación para esclarecer la muerte de un opositor dentro de la cárcel. 
Jammed fue un presidente sin pelos en la lengua cuando se trataba de enfrentarse a los intentos de Occidente de introducir ciertas ideologías. Sus declaraciones muy polémicas se extienden desde los derechos humanos hasta el área de las creencias individuales. Llegó a llamar gusanos a los homosexuales que habría que aplastar como mosquitos y cerdos a los que no creen en nada. También declaró en varias ocasiones haber hallado el remedio contra el VIH con sus recetas de plantas. De hecho la presidencia era al mismo tiempo un ambulatorio médico con sus tratamientos tradicionales.
Sin embargo, a pesar de sus actuaciones muy controvertidas, Yahya Jammed también pasará en la historia como un presidente musulmán que ha tomado dos decisiones importantes a favor de la mujer entre otras: la prohibición del matrimonio precoz y la mutilación genital femenina.
La derrota en las elecciones viene probablemente de dos causas: el despertar del pueblo gambiano y la ingenuidad de Jammed.
El pueblo de gambia, eufórico al derrotar a Jammeh (foto internet)

Yahya Jammed había ganado en más de cuatro ocasiones las elecciones presidenciales y había declarado que nadie le impediría seguir mandando hasta su muerte. Sin embargo esta vez, no vio la derrota venir. Hizo encarcelar al histórico opositor, Ousainou Darboe, probablemente pensando que en su ausencia, no habría ningún rival con talla suficiente para arrebatarle la victoria. La oposición, lejos de caer en la trampa, se alineó detrás de un solo candidato, Adama Barrow y le llevó a la victoria final. Jammeh se despertó vencido en las urnas.
Adama Barrow, responsable de una agencia inmobiliaria en Gambia, era hasta su investidura a candidato a la presidencia tesorero de un partido de la oposición. Fue elegido candidato a las elecciones por falta de las principales figuras de la oposición. Todos los sondeos le consideraban como un figurante y daban ganador a Jammeh como siempre.
Tanto la victoria de Barrow como el reconocimiento rápido y normal de Jammeh de su derrota fueron una sorpresa y un inicio de otro tipo de futuro para Gambia y, porque no, para África. Esta victoria de Barrow viene a significar que, dentro de la legalidad y con un pueblo valiente, se puede derrotar la dictadura.
                                                                                                            Gaetan

sábado, 3 de diciembre de 2016

Monseñor Dieudonné, hombre fuerte de Bangui

(Texto original de Mgr Aguirre cuya traducción al francés fue también publicada en este blog)

El próximo 19 de noviembre, será el más joven Cardenal del Colegio cardenalicio. Monseñor Dieudonné Nzapalainga, Espiritano, 49 años. Después de estar 3 años como Administrador Apostólico en Bangui desde 2009, fue consagrado Obispo por el Cardenal Filoni el 12 de mayo del 2012, es decir hace un poco más de 4 años y llevado directamente a su sede como Arzobispo de Bangui, Centroáfrica. Hoy ya ha sido nombrado Cardenal pues su nombre aparece en la lista que el Papa Francisco leyó durante el Ángelus del pasado 9 de octubre. Una carrera meteórica para un hombre de mucha valía.
Siempre hay algo que te sorprende en el rostro de alguien que acabas de conocer: el pelo encrespado, una boca crispada, un tic inconsciente, mentón pronunciado... En Monseñor Nzapalainga es su rostro ovalado y su fácil carcajada. En cuanto lo saludas ya la oyes. Estentórea a veces, burlona otras, escéptica, socarrona o claramente acogedora, su carcajada es una de las claves de su personalidad. Rechoncho y bonachón, vino al mundo el 14 de marzo de 1967 en Bangassou, el 5º de una familia de 14, se educó desde crío en nuestro seminario menor y lo mandamos al seminario medio y al mayor cuando decidió entrar en la congregación de los Padres del Espíritu Santo (Espiritanos). Ayer me escribía diciéndome que "el no sería nada sin la educación que recibió en Bangassou". Ni hay que decir que Bangassou ha sido honrada con esta nominación. Recuerdo aquel 9 de Agosto del 1988 cuando fue ordenado sacerdote en la Tribuna de la catedral. Yo había sido consagrado Obispo de Bangassou unos meses antes y ayudé al que era entonces Obispo titular de Bangassou, Mons Maanicus, espiritano como él, durante toda la ceremonia. Fui el segundo en imponerle las manos y no podré olvidar la reacción de su madre: se puso rabiosamente a bailar. Uno de esos bailes africanos, ululando con su garganta y sus labios y golpeándose suavemente en ellos con los dedos, produciendo asi un "Uh uh uh..." tan característico de la alegría africana. Su madre rebosaba de alegría. Era protestante, de la Iglesia bautista. Era extraordinaria, era la gran mujer que hay detrás de todo gran hombre, era su madre.
El cardenal Dieudonné Nzapalainga el día 19 de diciembre de 2016 en Roma.

El cambio de siglo le pilló por Marsella, en un centro juvenil espiritano, pero a los 42 años era ya el candidato para regir la diócesis de Bangui, entonces en profunda crisis. 3 años como Administrador Apostólico. Una archidiócesis casi en quiebra técnica y que él supo levantar, dirigir, conducir y sanear. Ya desde entonces no tuvo miedo de tirarse al ruedo. Nada de mirar corruptos y violentos desde la barrera. Con el barro al cuello nos pilló a todos la llegada de los temibles Seleka, musulmanes radicales que saquearon el país y nos obligaron a mirar hacia la Meca durante 9 meses. Era marzo del 2013. Tragamos carretas y carretones. Toneladas de violencia y amarguras sin fin como ya os he contado en otros artículos. A finales de 2013 otra rebelión peor que la de los Seleka, los anti-balaka- nos estalló en la boca del estómago. Un 5 de diciembre me tuve que esconder en un barrio musulmán durante 24 horas y Monseñor Nzapalainga envió tropas de la ONU a sacarme de allí. Me llevó a su casa y allí me encontré con el Imán de la Mezquita de Bangui, Kobina Layama, refugiado en el arzobispado desde hacía meses, su cabeza puesta a precio, porque los dos, arzobispo e Imán, junto con un Pastor protestante, gritaban a los cuatro vientos que con la paz todo se gana, que sin paz todo se pierde. Asi nacía la Plataforma interreligiosa por la paz, que tanto ha predicado y defendido la tolerancia, el perdón y el respeto. La ciudad de Bangui (y el resto del país) se dividió entre musulmanes y no musulmanes, entre escenas de horror y crímenes contra la humanidad. Monseñor Dieudonné no se salió nunca del ruedo. Siempre habló alto y sereno, fruto de su espiritualidad espiritana, que no todos los musulmanes centroafricanos eran selekas, que no había que pagarla con ellos. Erre que erre lucho por la paz, gritó por la paz y la tolerancia, expuso su vida y recibió aplausos, silencios y abucheos, indistintamente, sin descomponer el rostro ni apagar su sonrisa. Una columna de bronce en medio de una estabilidad que se descomponía a trozos. Todos los obispos de Centroáfrica luchamos por la cohesión social. El tuvo que emplearse a tope. La paz se nutre con el diálogo y éste se fragua abandonando las  armas. Sentarse y hablar es su arma más eficaz.
Aunque nunca faltó su carcajada, hubo momentos en que lo tuvo crudo. Quizá recordéis el nombre de la gran avenida de Bangui que divide la comunidad musulmana de las otras, avenida del Teniente Koudoukou que llega hasta el temible Kilómetro 5 (P.K.5). Antes de la llegada de Papa Francisco a Centroáfrica el 29-30 de noviembre de hace casi un año, era un avispero donde había francotiradores que impedían a los habitantes de un barrio de pasar al otro. A mitad de la avenida está la Mezquita central de Bangui la única de las 23 mezquitas de Bangui que aún queda en pié. Recordad como Papa Francisco fué allí a pedir perdón y respeto , entró, se descalzó, rezó, saludó a todos y luego invitó al Imán Tidjani a subir al Papa móvil. Fué un gesto providencial. Jóvenes con gafas de sol y kalachnikov en bandolera decidieron dejar libre la vía y los barrios se reencontraron gracias al gesto de Papa Francisco. Unos meses después, otros grupos radicales impusieron un checkpoint para volver a cerrar la avenida. Monseñor Nzapalainga (cuyo nombre en lengua sango significa "Dios sabe") reaccionó de inmediato y organizó una "caravana de la paz", se posicionó entre los violentos y, sólo y a pié, empezó a recorrer la Koudoukou. Las armas callaron y un río de gente siguió a su pastor. Los que seguían "debían obligatoriamente dejar las armas". Podían haberle pegado un tiro. Pero ganó la apuesta. Durante la ceremonia en la que recibirá la birreta de cardenal, el Papa de dirá que es roja, como "roja es la sangre que estaréis dispuestos a derramar para incremento de la fe cristiana y por la paz..." Aquel día Monseñor Dieudonné arriesgó la vida con valor, pero la avenida no se cerró, las armas callaron y las escenas violentas cesaron. Imitó a Papa Francisco que abrió las puertas de la Catedral de Bangui una semana antes que en Roma, para que paz entrara y los odios se diluyeran. En Bangui empezó el Jubileo de la Misericordia.

Cardenal viene del latín (cardo) y significa bisagra, gozne... Los 213 cardenales electores (de menos de 80 años) son la articulación que permite abrir las puertas y ventanas de la Iglesia. No sólo permiten elegir un nuevo Papa, sino que además serán esenciales para la paz de sus pueblos. Yo creo que, detrás de la persona elegida por méritos propios, hay un engranaje en clave de geo política que hay que mirar con lupa. Igual me equivoco, pero creo que el país elegido por el Papa para su visita africana, no era solamente un país en el corazón de África, sino además era el país más pobre, más indefenso, el eslabón más frágil... idóneo pues para hacer de pasillo para que el radicalismo islámico pudiera penetrar en el centro del continente africano. Creo que el dinero del petróleo y los radicales ya lo intentaron por el Sudán y fue un fracaso, porque protestantes y católicos del Sud Sudán fueron una barrera y no pasaron del Darfur, limitando con el Chad amigo. Papa Francisco no eligió  ni el Camerún, ni el Congo Brazza ni el Chad. Vino a Centroáfrica y se hubiera tirado "en paracaídas" (según sus palabras) si no le hubieran permitido venir. Ahora elije un cardinal centroafricano, no de otro país limítrofe. El siguiente paso será, creo yo, reforzar las diócesis limítrofes a las zonas radicales para hacer barrera y evitar el horror y la agresión flagrante a los derechos humanos que supondría la llegada de criminales como los del Boko-Haram o del Isis al corazón del continente.

                                                                       Mgr Juan José Aguirre, obispo de Bangassou