jueves, 25 de febrero de 2016

Touadera, presidente gracias al papa Francisco

Suena algo raro. Pero explicado en detalle, uno entiende este título. No es que el Papa haya impuesto un presidente en algún país de África y menos en Centroáfrica, pero sí que gracias a él, Touadera es presidente.
A principios del mes de noviembre de 2015, Bangui era un polvorín, un nido de violentos sin alma, un sinfín de violencias irracionales en muchos barrios. Nadie se podía atrever a pronosticar que las elecciones que se estaban preparando con la presión de la Comunidad Internacional iban a tener lugar. Todo indicaba que era imposible llamar al pueblo sencillo a las urnas en un país colorado de sangre. Más allá de Bangui, era la oscuridad. El nordeste era un hormiguero de los radicales seleka que ya habían anunciado que no aceptaban a ningún político en sus territorios.
En esta situación, y contra todas las indicaciones de los servicios secretos de Francia, el Papa Francisco decidió viajar a aquel pobre país, pisar la tierra ensangrentada por el odio, tocar las manos de los inocentes sin defensa, hablar al corazón de los jóvenes sin horizonte, visitar a los desplazados que ya no tienen nada y sobre todo entrar en la mezquita central de Bangui. Nadie creía que esta visita iba a ser posible y sobre todo nadie pensaba que podía ser un desencadenante de la paz.
El Papa llegó a Bangui el día 29 de noviembre. Un día antes, las armas habían tronado en algunos barrios y se habían contado muchos muertos. Bromeando en el avión, el padre Francisco dijo que iba a ir a Bangui aunque fuera en paracaídas. El pueblo le esperaba como el agua de mayo, como última posibilidad de una reconciliación entre las diferentes comunidades.En aquel momento, los musulmanes estaban recluidos en su barrio del km5 y no se atrevían a circular en otros barrios. Los no musulmanes tampoco se atrevían a pisar el km5 de Bangui. Todo indicaba que la fractura entre las dos comunidades era irreversible. Pues, el Papa consiguió lo imposible.
El Papa visitó el barrio del km 5 y entró en la mezquita. Los musulmanes todos arreglados le recibieron como un mensajero de la paz. Hasta los radicales de Seleka llamaron a sus seguidores a acoger al papa como un hombre de Dios. Aquel día marcó un antes y un después. La gente salió de sus casas y rompió todas las barreras ideológicas. Los musulmanes salieron por primera vez en sus trincheras y fueron a visitar a sus conocidos no musulmanes. Los habitantes de Bangui se rompieron en abrazos celebrando lo que ellos llamaron "la fiesta del Papa".
Desde que el Papa visitó Centroáfrica, las armas se callaron. La gente entendió que hay un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz. La magia de Francisco funcionó. A partir de allí, se podía organizar las elecciones y así fue.
Faustin Archange Touadera, el que fuera primer ministro de Bozizé en la época de la llegada de Seleka salió magistralmente elegido siendo candidato independiente. ¿Quién podía pensarlo dos meses antes?
Touadera tiene mucho trabajo por delante. Encuentra un país literalmente deshecho, sin administración, sin ejército, sin justicia que funcione, sin infraestructuras, sin dinero; un país fracturado entre facciones rivales todavía armadas. El reto es grande.
Pero ante todo, yo le sugeriría, antes de empezar su tarea, visitar al Papa Francisco, no solamente para darle gracias sino también para pedirle el secreto de la magia por la paz.

sábado, 20 de febrero de 2016

Museveni: ¿héroe, revolucionario o dictador?

Pocas veces a uno le faltan términos para calificar a una persona. Museveni es un de esos presidentes africanos que pueden encasquetar todos los apelativos sin que nada cambie en su perfil. ¿Héroe? ¿revolucionario? ¿dictador? Yo diría que los tres a la vez y alguien podría añadir alguno más sin equivocarse.
Las elecciones que están en curso en Uganda acabarán como acaban siempre. Museveni saldrá elegido por otro mandato más. En algunos países africanos realmente lo de elecciones y mandatos son una tomadura de pelo. El presidente podría seguir mandando hasta su muerte sin necesidad de distraer al pobre pueblo. Pero, no. El pueblo tiene que ratificar lo ya decidido en los despachos con elecciones democráticas, vete a saber qué entienden por democracia.
Hace poco Museveni dijo en medio broma que no podrá abandonar el platanero que él plantó ya que empieza a dar frutos. Hasta dijo que no dudaría en matar a su opositor si llegará a quitarle el poder con los votos. Mucha gente quiere a ese hombre por su franqueza llena de humor y mucha claridad.
Museveni nació en la provincia de Ankole de una familia de ganaderos. Cursó los estudios de economía y ciencias políticas en Tanzanía dónde se relacionó con los movimientos revolucionarios de la época (Mozambique, Sudáfrica etc.). Más tarde ingresó en la política de su país siendo el jefe de los servicios secretos del dictador Milton Obote y también en el gobierno del famoso Idi Amin Dada como ministro de defensa. Después decidió formar su propio movimiento.
En 1981, con 27 jóvenes de los cuales el general Kagamé, actual presidente de Rwanda, inició un movimiento revolucionario llamado National Resistance Army (NRA). En 1986, tomó el poder en Kampala y se instaló como presidente. Desde entonces, ya van 30 años, Museveni nunca pensó abandonar el poder.
En sus años de lucha por el poder, Museveni era conocido como un revolucionario visionario con ideas nuevas y atractivas. Pensaba que la democracia de los partidos políticos era imposible en África porque dividía al pueblo. Él proponía un partido único con espacio democrático dentro. Sostenía el panafricanismo y un patriotismo generador de desarrollo. Sin embargo, una vez en el poder, su sistema se convirtió como tantos otros en África, en una verdadera dictadura. Todas sus ideas revolucionarias admiradas por sus mentores exteriores fueron difuminándose a lo largo de los años.
Se reconocen muchos méritos a Museveni entre otras cosas por haber acabado con las rebeliones que asolaban el país durante décadas. Consiguió expulsar definitivamente la LRA de Joseph Kony y ADEF NALU. Estos últimos años han sido años de prosperidad y de seguridad. Su poderoso y disciplinado ejército protagoniza las misiones de paz en diversos conflictos en África lo que confiere a Museveni un papel de hombre clave en la región. Sin embargo, también es verdad que Museveni ha estado involucrado en todos las guerras de los Grandes Lagos.
También se reconoce que la estabilidad del país fue a la base de un cierto desarrollo económico y la puesta en marcha de algunos programas sociales importantes como la reducción del SIDA etc.
Comparando con otros dictadores. no se puede decir que Uganda es un país completamente cerrado. El espacio político existe aunque controlado y los opositores pueden hacer sus actividades sabiendo que tienen poca posibilidad de alcanzar la magistratura suprema.
Con treinta años en el poder y un mandato más, Museveni entra en la categoría de los mandatarios africanos muy longevos. Robert Mugabe de Zimbabwe lleva 29 años; Paul Biya de Camerún lleva 34 años. Hay quiénes se preguntan si, en algunos países, tenemos que seguir hablando de República o más bien de monarquía disfrazada pero no modernizada.

Gaetan

martes, 16 de febrero de 2016

El gigante en tormenta

Pocos países son tan completos y tan complejos como la República Democrática del Congo. Es el gigante de África con todo lo que un país puede soñar tener en su subsuelo. Tiene todos los minerales conocidos y desconocidos desde el diamante, hasta el coltan pasando por el uranio y el petroleo. Dios le otorgó todo lo que se puede desear como riqueza natural. A parte de ser grande de tamaño (casi toda Europa Central), es también grande en riquezas y población. 
Alguien llegó a decir que África es un rifle cuyo disparador se encuentra en Congo. El día en que ese país se despierte, toda África se pondrá en pie y andará. Pero ¿cuándo llegará ese día?
Hace exactamente 24 años que el dictador Mobutu reprimió en la sangre una marcha de los cristianos que se habían echado a las calles de Kinshasa reclamando la democracia. El clamor del pueblo era tal que todo Kinshasa estaba paralizado y el dictador temía por su fin. Las fuerzas de seguridad, en lugar de velar por la seguridad de los ciudadanos, prefirieron obedecer al presidente disparando con balas reales a la masa. Nadie sabe cuántas personas fallecieron en esta contienda. Desde entonces, el sueño de la democracia se frustró. 24 años después, nadie es capaz de decir si el país ha mejorado o no.
Cuando en 1996, la guerra estalló en el este del país, todos los congoleños creyeron en su liberación. En muchos sitios, apoyaron la guerra pensando en echar a Mobutu del poder. Pero no se dieron cuenta de que aquello era el inicio de otro calvario que iba a durar mucho tiempo. De hecho, Mobutu se fue y murió pero como lo había vaticinado él, lo que era Zaïre que se luego se convirtió en Congo se quedó en un caos.
Hoy en día, Congo es el país dónde se viola a miles de mujeres como arma de guerra, muchos ciudadanos viven desplazados sin horizonte posible, grandes territorios están fuera del control del gobierno central. Se cuenta que existen más de 60 grupos armados en el Congo que viven del crimen de manera impune. Además, los traficantes de todo tipo han elegido domicilio en esos lugares bajo control de las guerrillas ya sea para saquear riquezas, ya sea para vender armas.
Entre tanto, los políticos pasan meses y años discutiendo del calendario electoral, de si debe haber o no un diálogo nacional. Lo que pasa en el este no parece ser el asunto prioritario en su agenda.
Hoy, para conmemorar a los caídos del aquel año fatídico, la oposición entera ha propuesta una jornada sin actividad en todo el país. Se trata de luchar por ausencia, una arma que puede ser eficaz cuando la gente tiene de comer en casa.
Sospecho que la hora del despertar de Congo todavía no ha llegado pero llegará y aquel día, África entera temblará.