lunes, 30 de marzo de 2015

Boganda el fundador de Centroáfrica



Ayer 29 de marzo era el aniversario de la muerte de Barthelemy Boganda, padre y fundador de la República Centroafricana. Anteriormente sacerdote católico, dejó el ministerio para consagrarse a la independencia de su país. Se convirtió en el diputado de su país en la región francófona y empezó a luchar por la independencia del país. Fue él quien creó prácticamente la unidad de todas las tribus de la República centroafricana aunque su idea era la unión de toda África central como país fuerte.


Su sueño no se cumplió ya que murió en un sospechoso accidente del avión en 1959 en la víspera de conseguir sus objetivos. Sus compañeros (Abel Ngoumba y David Dacko) siguieron el proyecto de independencia pero no tenían el mismo carisma.


Su lema era "zo kwe zo", es decir, todo hombre merece dignidad. Su muerte supuso una enorme pérdida de un hombre con una visión panafricanista y un político con ideas claras. Todos los centroafricanos le recuerdan con mucho respeto y todos los políticos le citan como referencia. Desgraciadamente, muy pocos siguen su ejemplo.


Desde la independencia, el país ha conocido una sucesión de golpes de Estado y violencias que hacen que cuenta entre los más pobres de la tierra a pesar de tener un subsuelo inmensamente rico.


En la actualidad, la situación es muy volátil con la gran parte del país ocupado por milicianos seleka por una parte y anti-balaka por otra. La ONU tiene desplegado a unos 10.000 cascos azules para restablecer la seguridad, proteger a las autoridades de transición y ayudar a organizar las elecciones. El legado de Barthelemy Boganda se ha quedado en las palabras.

domingo, 29 de marzo de 2015

La paciencia africana

Viendo las colas impresionantes durante las elecciones en curso en Nigeria, uno no puede dejar de alabar la paciencia que tiene el pueblo africano en casi todo. Como previsto, los votantes tenían que ir a los lugares de votación primero para hacer una cola de inscripción por la mañana y volver por la tarde para votar efectivamente. Desde muy temprano este sábado, se veía colas largas de gente, una mezcla de mujeres y hombres de todas las confesiones religiosas con colores diversas de vestidos encuadrados por los agentes del orden. Se puede acusar a África de otra cosa pero no de paciencia.
Se hace las mismas colas en muchos lugares africanos para ver al médico, para sacar agua, para comprar algo escaso. Muchas veces la espera se hace bajo un sol aterrador sin mutarse. Las mujeres son las que aguantan más y muchas veces con niños sobre la espalda que también aguantan estoicamente.
En general cuando no hay unos sinvergüenzas que se mezclan dentro, todo se hace en calma: No hay disturbios ni enfrentamientos. La paciencia es una de las cualidades del pueblo africano. Se la ve en todo lo que la gente tiene que soportar en su vida cotidiana: las largas marchas hacia el campo, los bagajes sobre la cabeza, el calor ante el fuego de la cocina, los viajes de un lugar a otro andando o  en los vehículos a veces en mal estado...
Felicidades al pueblo africano y feliz semana santa.

sábado, 28 de marzo de 2015

La muerte de Kadhafi y el terrorismo en África.



Hoy en día el Sahel es uno de los lugares más peligrosos del planeta. Los grupos yidadistas lo han convertido en su lugar de preferencia. En estos últimos años, existe un corredor que cruza África de oriente a occidente, donde los yihadistas se mueven con facilidad abasteciendo en armas a los diversos grupos terroristas que operan en la zona.
La pregunta que nos hacemos es: ¿por qué ahora tantos grupos yihadistas y no antes? ¿Dónde obtienen armas estos grupos con las que son capaces de enfrentarse a ejércitos nacionales como el de Nigeria? ¿Cómo se puede entender el fenómeno de estos grupos en una misma región al mismo tiempo? La respuesta se podría encontrar en la muerte del coronel Mouamar Kadhafi.
Los que eliminaron a Kadhafi pensaban hacer el bien. Según la versión oficial, la intervención de la OTAN en Libia tenía como objetivo principal liberar al mundo de un déspota sanguinario y devolver la palabra al pueblo libio. Siguiendo esta versión, después de la guerra, Libia sería una democracia donde se respirase libertad y bien estar. Los países involucrados en la guerra de Libia tal como Francia y Reino Unido presentaron la ofensiva como un proyecto saludable y necesario. Evidentemente, siempre queda la pregunta: ¿Por qué Kadhafi y no tantos otros dictadores? ¿Y por qué el mismo Kadhafi había podido gobernar durante más de cuarenta años sin que nadie le perturbara?
El hecho es que se hizo la guerra, el dictador murió y eso ha tenido unas consecuencias.
La muerte de Kadhafi no solamente produjo un caos indescriptible en Libia y su completa desestructuración, sino que también desencadenó una escalada terrorista en toda la zona. Libia es ahora un país dividido en provincias gobernadas por grupos enfrentados entre sí, con dos parlamentos, sin control gubernamental e infiltrado por grupos yihadistas. La democracia que se pretendía poner en marcha no llegó nunca, la estabilidad de la que gozaba el país voló por los aires y se ha convertido en objetivo de grupos islámicos radicales.

El repunte del terrorismo.

En un primer lugar, hay que decir que Kadhafi, en algún momento de su trayectoria, dio apoyo al terrorismo internacional e incluso, eventualmente lo practicó. En los años ochenta, se consideraba el heraldo de la lucha contra el imperialismo occidental poniendo a los Estados Unidos a la cabeza de los enemigos de los países en desarrollo. En aquella época, llegó a considerar al terrorismo como un arma legítima de los débiles en su lucha contra los poderosos. No dudaba en utilizar los medios del Estado para ahuyentar a los grandes. El mundo entero se acuerda con espanto de los atentados de Lockerbie sobre el vuelo 103 de Pan Am en 1988  y el de Ndjamena sobre el vuelo 772 UTA en 1989. Todos estos atentados fueron imputados a Kadhafi. La situación era tan insoportable que los Estados Unidos decidieron acabar con su vida, bombardeando su palacio de Bengazi en 1986. El ataque mató a su hija de cuatro años pero Kadhfi salió ileso.
Curiosamente,a pesar de los intentos de cortarle todas las vías de salida, Kadhafi sobrevivió al aislamiento internacional y consiguió remontar su aislamiento diplomático. Hasta poco antes de su linchamiento y asesinato, visitaba las capitales occidentales con honores. Se sospecha incluso que llegó a financiar las elecciones de algunos partidos importantes de Francia. Sobre esto último, una investigación está en curso en la justicia francesa.
Desde aquella época, Kadhafi se convirtió en un ídolo de los terroristas de todo el mundo. Los grupos yihadistas le consideraban como una especie de director espiritual. Todos le consultaban y todos seguían sus instrucciones. En este sentido, su presencia en el norte de África constituía un punto de referencia para conectar con los grupos terroristas, negociar los rehenes con ellos y para calmarlos, en su caso Kadhafi era un hombre ordenado y disciplinado.  Tenía bajo su autoridad casi todos los descontentos del mundo. Los financiaba pero también los controlaba.
Cuando Kadhafi dejó de utilizar el terrorismo como arma de los débiles, el Sahara alcanzó una relativa calma. Sabía por experiencia que el terrorismo no lleva a ninguna parte pero le utilizaba, activando, desactivando o manteniendo dormidos a los grupos, a su convenienciay para la tranquilidad de su poder, como fue el caso del Sahara. La muerte de Kadhafi supuso una ruptura de ese statu quo. Todos los grupos terroristas se despertaron. Tenían las manos libres. Ya no había nadie capaz de controlarles. Y lo cierto es que tres años después, tenemos activos y armados los grupos siguientes: Mujao, Aqmiy MNLA en Mali; Boko-Haram en Nigeria; Seleka en Centroáfrica; Ndjajawid en el Darfúr, Al Shabab en Somalia etc.Muchos de esos grupos tienen sus bases en los desiertos de Algeria y de Libia que son lugares donde ellos se mueven con facilidad.
Todo el Sahara desde el Atlántico hasta Egipto, pasando por Argelia y Libia se ha convertido en un pasillo de los grupos armados afines a Al Qaida. Son países muy grandes bordeados por el desierto donde los ejércitos nacionales tienen dificultad de operar y controlar. Los grupos se intercambian rehenes, armas, informaciones sin necesariamente tener un mismo objetivo revitalizando esta milenaria ruta comercial con un mercadeo del terror.

Les armas de los yihadistas.

Una pregunta crucial que habría que hacerse es la siguiente: ¿De dónde proceden las armas de estos grupos?.Y parte de la respuesta se puede encontrar en la muerte de Kadhafi.
En efecto, todo el mundo sabe que Kadhafi tenía un importante arsenal militar obtenido a lo largo de años durante los que se había estado armando. Tenía en sus cuarteles armas ligeras y pesadas, misiles de lanzamiento móvil, bombas de todo tipo, etc. En la época de su rehabilitación, pudo firmar muchos contratos de armamento con Francia y conseguir misiles anti tanques "Crotales" y "Milan", helicópteros, aviones de caza "Mirages" y sistemas sofisticados de comunicaciones.
Cuando estalló la guerra contra Libia, la OTAN se ocupó de destruir los aviones y las armas pesadas. Pero nadie se preocupó de recuperar o proteger el resto de armas. Muchas armas salieron del país por circuitos mafiosos hacia el desierto. Los militares y los dignatarios de Kadhafi, viendo su fin próximo, las fueron vendiendo a los compradores del desierto entre los que estaban numerosos grupos terroristas, narcotraficantes y miembros del crimen organizado.
Por otro lado, durante la intervención de la OTAN en Libia, se lanzaron cajas de armas y municiones a los rebeldes libios para facilitar la lucha. Muchos de esas cajas cayeron en manos de los terroristas que combatían en las filas de los rebeldes y otros que habían acudido para recibir entrenamiento, para luego volver a sus movimientos terroristas. Por tanto, muchas de esas armas y municiones lanzadas en cajas, en lugar de servir en la lucha contra Kadhafi, tomaron el camino del Sahel y fueron a engrosar el arsenal del desierto.
Algunas de esas armas se pueden encontrar hoy en las rebeliones de Mali, Centroáfrica, Nigeria, etc. Las fronteras de Libia son ahora una puerta abierta al mundo del tráfico de armas y lo que es peor, para los grupos yihadistas.
Hay que destacar también que muchos militares de Kadhafi, después de su muerte, por miedo a las venganzas, salieron del país con sus armas. Algunos se encuentran ahora en los diferentes grupos combatientes en el Sahel, enseñan a manejar las armas modernas y sirven de instructores en los campos de entrenamiento.
Cuando en 2012, el ejército francés intervino en Mali, se encontró con unos grupos bien armados. La sorpresa fue tal que tuvo que emplear todos los medios de alta tecnología a su alcance para contrarrestar la invasión de aquel país. Los rebeldes malienses (Mujao, Aqmi, MNLA) estaban mejor equipados y mejor preparados que el ejército nacional de Mali.
La eficacia con la que Boko Haram lleva sus ataques contra el ejército de Nigeria muestracon claridad su grado de armamento y su nivel de operatividad. Conocen las técnicas de combate y utilizan armas modernas.
La ofensiva de Seleka en Centroáfrica en diciembre 2012 sorprendió al mismísimo general presidente Bozizé. Su ejército fue deshecho en menos de tres meses. ¿De dónde habían sacado armadas de tal envergadura los integrantes de Seleka? Los militares surafricanos presentes en Bangui pagaron un precio alto a causa del fuego de esas armas poco antes de la huida de Bozizé.

Conclusión.

Los efectos colaterales y las consecuencias de la muerte de Kadhafi sobre el continente africano son incalculables. Los depósitos de municiones fueron saqueados, las armas sofisticadas circulan por toda la franja del Sahel y los compradores no faltan. Muchos descontentos encuentran allí un mercado barato donde comprar armas para ir a desestabilizar regiones enteras. El ejemplo más claro de esto es el quebradero de cabeza que Boko Haram está dando a los países rivereños del lago Chad y comienza a dar a la comunidad internacional.
De hecho, Francia está desplegando sus tropas en todos los países del Sahel oficialmente para prevenir el terrorismo en una operación llamada Barkhane. En la actualidad, Francia tiene a su ejército movilizado en Senegal, Costa de Marfil, Malí, Níger, Chad, Centroáfrica, Gabón, Djibuti etc. No faltan quienes ven con recelo esa presencia masiva de Francia sobre el continente.
En resumidas cuentas, sin santificar al diablo, podemos decir que la muerte de Kadhafi no fue buena ni para los libios ni para los pueblos africanos ni, tal vez, para la comunidad internacional. La situación actual en el Sahel es una muestra de ello.


Gaetan

jueves, 26 de marzo de 2015

Burundi en la encrucijada

La República de Burundi se encuentra en una encrucijada democrática. Los protagonistas de la política nacional interpretan de manera diferente la constitución. Según la oposición y muchos actores políticos, el presidente no puede ir más allá de dos mandatos sin ir en contra de la constitución. Según el presidente actual Pierre Nkurunziza y sus partidarios, la Constitución le autoriza a presentarse a un nuevo mandato. ¿Quién tiene razón?
Para entender esta situación, es importante conocer la historia reciente de Burundi marcada por los enfrentamientos y violencias.
En 1993, el gobierno de Pierre Buyoya organizó las elecciones que ganaron el partido de la mayoría Hutu FRODEBU dirigido por Melchior Ndadaye.  Tres meses después, Ndadaye es asesinado por el ejército de mayoría tutsi. Empiezan una situación conflictiva marcada por las matanzas étnicas en todo el país. Fue en este momento cuando se fundó CNDD-FDD en la clandestinidad. En aquel momento, Nkurunziza era profesor de universidad de Bujumbura.
En 1995, después de un ataque armado a la universidad, Nkurunziza entra en la rebelión como soldado. En 1998, asciendo al puesto de secretario del partido armado. En 2000, con la autoridad y la sabiduría de Nelson Mandela, todas las partes en guerra se encuentran en Arusha (Tanzania) y firman un acuerdo de cese de hostilidad. Los acuerdos ponen en marcha una transición política que tiene que acabar en las elecciones libres y transparentes así que la repartición de puestos entre las dos etnias tanto en la administración como en el ejército.Los acuerdos de paz estipulan que ningún presidente puede dirigir más de dos mandatos.
en 2003, Pierre Buyoya que había vuelto al poder con un golpe de Estado, deja el poder a un gobierno de transición.
Nkurunziza es elegido presidente nacional por el parlamento en 2005 y vuelve a ser reelegido, esta vez por el pueblo en 2010.
¿Dónde esta la incomprensión?
Los acuerdos de Arusha que metieron fin a la guerra estipulan que ningún presidente puede dirigir más de dos mandatos mientras que la Constitución nacional dice que ningún presidente elegido por el pueblo puede hacer más de dos mandatos. Según los opositores al tercer mandato, el acuerdo de Arusha completa la constitución y excluye a Nkurunziza al tercer mandato. Según los partidarios de Nkurunziza, la Constitución habla de la elección del pueblo. Ahora bien, Nkurunziza fue elegido presidente nacional por primer vez en 2005 por el parlamento y e 2010 por el pueblo. Esto significa que tiene todavía posibilidad de presentarse a un nuevo mandato.
De momento, todos los actores sociales (partidos políticos, la Iglesia, Asociaciones) así que la ONU desaconsejan al presidente presentarse. Incluso dentro del mismo partido en el poder, muchas voces se han hecho entender en este sentido. La última palabra la tendrá Nkurunziza.

miércoles, 25 de marzo de 2015

La sangría del Sudán del Sur

El parlamento de Sudán del Sur acaba de prolongar el mandato del presidente y de todos los parlamentarios de tres años hasta 2018. El mandato del presidente Salva Kiir acababa en julio de 2015 y según la Constitución, se tendría que organizar las elecciones presidenciales y legislativas. Sin embargo, a causa de la guerra que azota el país, el parlamento ha juzgado que era imposible organizar las elecciones.
La guerra del Sudán del Sur empezó en 2013 cuando el presidente Salva Kiir de la etnia dinka acusó a su vicepresidente Riek Machar de la etnia nuer de fomentar un golpe de Estado. Desde entonces, la guerra tomó un cariz étnico entre las dos principales etnias del país. Murieron miles de personas y otras huyeron de sus pueblos. El gobierno recibió el apoyo del ejército de Uganda pero no consiguió acabar con la rebelión de Riek Machar.
Los múltiples intentos de acercar postura para llegar a un acuerdo duradero acabaron frustrados por los dos rivales quienes firman y no cumplen. Los organismos internacionales acusan a los dos bandos de reclutar a niños en sus filas y de obstaculizar el acercamiento de las ayudas a los refugiados.
Sudán del Sur es el país más joven del planeta con cuatro años de vida después de conseguir su independencia del Sudán del Norte. Tiene inmensos yacimientos de petroleo pero el afán del poder y la rivalidad entre las dos principales etnias está impidiendo que el país pueda estabilizarse y desarrollarse.

martes, 24 de marzo de 2015

Las esperanzas del foro de reconciliación en Centroáfrica

La República centroafricana lleva dos años inmersa en una crisis sin precedente que llevó por delante todas las instituciones, la administración territorial, el aparato jurídico, los servicios de seguridad (policía y ejército). Poco poco, el país escapó a una limpieza religiosa entre musulmanes y cristianos. Se ha llegado a hablar de un Estado fallido en vías de desaparición.
Ahora, el gobierno de transición está preparando un foro de reconciliación nacional para volver a formar un país capaz de poner en común algunos principios de convivencia. Los delegados del gobierno pudieron circular en el interior del país escoltados por los cascos azules para escuchar la población y preparar el terreno. Todos están listos para este gran foro.
Sin embargo, los observadores se plantean el mismo problema: ¿no será este foro como los foros anteriores que no consiguieron nada? Hay que recordar que la República centroafricana lleva décadas de crisis en crisis y de foros en foros. Siempre hay acuerdos de reconciliación que acaban en papel mojado.
Muchos centroafricanos temen que este nuevo foro se convierta en un espacio para garantizar la impunidad, bendecir los crímenes hechos, rehabilitar a los dos ex-presidentes (Bozizé y Djotodia). Si es así, no servirá para poner cimientos fuertes de una verdadera convivencia nacional.
Las autoridades de transición aseguran que el foro no será un lugar para el reparto de la tarta nacional y para obstaculizar la justicia. Quieren que sea un lugar de diálogo sobre las futuras elecciones, la puesta en marcha de la administración del Estado en todos los rincones, la vuelta a casa de los refugiados, la reconciliación entre los musulmanes y los cristianos así que la reconstrucción del ejército nacional.

lunes, 23 de marzo de 2015

Esperando las elecciones en Nigeria.

El próximo sábado 28 de marzo, Nigeria organizará las elecciones presidenciales y legislativas en un clima de verdadera tensión creada por los ataques de Boko Haram. Para entender el desafío de esas elecciones, hay que comprender el sistema político de Nigeria. En primer lugar, hay que saber que es un país federal al estilo de los Estados Unidos y con un sistema de elecciones similar. Para ganar las elecciones, el candidato tiene que tener 25% de los votos en dos tercios de los 36 estados federales. En segundo lugar, saber que Nigeria está geográficamente habitada por una mayoría musulmana en el norte y una mayoría cristiana en el sur. Esto hace que tradicionalmente, para evitar enfrentamientos, siempre ha habido alternancia de regiones en la presidencia.
El presidente elegido tiene un mandato de cuatro años renovables solamente una vez. El actual presidente Goodluck Jonathan que llegó al poder en mayo 2010 después de la muerte inesperada del predecesor Yarad'ua, se presentará al segundo mandato apoyado por su partido PDP. Frente a él, tiene a Mahammadu Buhari, un opositor de gran envergadura, apoyado por el partido APC y el ex-presidente Obasanjo quien, a pesar de pertenecer al partido de Jonathan, ha manifestado su discrepancia con él en su manera de gestionar el país.
Una de las claves de esas elecciones es que Buhari es del norte y Jonathan es del sur. Todo indica que la presencia de Boko Haram en el norte y la dificultad del gobierno a acabar con el problema tendrá un papel importante en las urnas.
Las encuestas predicen que los resultados serán apretados dependiendo de la situación de las zonas controladas por Boko Haram y de la determinación de los candidatos a combatir la secta terrorista.

sábado, 21 de marzo de 2015

El mensaje de la Iglesia ante la crisis de Centroáfrica.

Introducción

La llegada de la coalición Seleka a Centroáfrica ha supuesto un duro golpe a las iglesias cristianas en general, y a la Iglesia Católica, en particular. Esta coalición, compuesta esencialmente de grupos musulmanes en un país mayoritariamente cristiano, llegó saqueando los bienes de la Iglesia Católica, despreciando todo lo diferente a ellos, profanando las iglesias y profiriendo amenazas a los sacerdotes, religiosas y otros líderes religiosos cristianos. Todo indica que detrás, había una voluntad clara de dañar la estructura de la Iglesia, o en todo caso, debilitarla para luego poner en práctica sus planes ocultos en total impunidad. Se sabe que la Iglesia, por su organización y su universalidad, es, a veces, la única institución capaz de hacer frente a los que deterioran los derechos humanos y destruyen el tejido social.
La República Centroafricana es un país laico, donde siempre han convivido diversas religiones sin enfrentamientos. El tejido social gira en torno al importante personaje de Boganda, primer presidente del país,  que era además ex–sacerdote católico. Durante los cincuenta años que ha vivido el país independizado de Francia, ha conocido muchos golpes de estado y pequeñas guerras. Pero siempre, todo se reducía a motivos políticos. Nunca la Iglesia Católica, que representa al 25% de la población, se había sentido atacada de manera directa. Nunca, la concordia social se había puesto en entredicho por motivos religiosos. Nunca, algún grupo rebelde se había enfrentado a la Iglesia con intención de dañarla o reducirla al silencio. El fenómeno Seleka es, en este sentido, algo novedoso y potencialmente peligroso.
Ante los estragos ocasionados por los militares de esta coalición, los cristianos se sorprendieron por la violencia de sus actuaciones y la maldad de sus actitudes. Donde no se podían llevar el coche por diversos motivos, lo destrozaban con machetes para hacerlo inutilizable. Profanaron las sacristías y dispersaron las formas sagradas por la calle. La represión fue tan grande que algunos cristianos, llevados por la furia, pensaron en la venganza. Sin embargo, los obispos, sacerdotes y otros agentes pastorales no cayeron en la tentación de dejarse llevar por la ira o los instintos naturales de venganza. Desde el primer momento, dejaron claro que el Evangelio tiene que ser la referencia a toda reacción.
De manera sintética, los obispos de Centroáfrica centraron sus mensajes alrededor de cinco ejes importantes: Consolar a las víctimas, denuncia, verdad, perdón y reconciliación. En todas sus cartas, sus comunicados, ya sea individualmente o al nivel de la Conferencia Episcopal, no han dejado de animar a los cristianos y a todos los centroafricanos a mirar los acontecimientos con los ojos del Evangelio. Por tanto, sin callar ante la injusticia, predicaron la paz y la tolerancia.

1.       Consolar las víctimas

El conflicto de Centroáfrica ha supuesto infinitas violaciones de los derechos humanos. Ha habido muchos muertos. Muchas familias han perdido y siguen perdiendo a los suyos. Muchas mujeres han sido violadas. Las familias enteras se han quedado sin nada. Muchos han visto sus casas quemadas con todas sus pertenencias. Pueblos enteros se han desplazado dentro o fuera del país. La primera reacción fue estar al lado de todos ellos. El arzobispo de Bangui se ha mantenido, durante todo este tiempo, haciéndose presente en todos los puntos calientes donde hay dolor, denunciando los hechos y dando ánimo a las víctimas. Los habitantes de Bangui nunca olvidarán sus visitas en los barrios del norte de Bangui cuando se enteraba de que se estaba matando a gente; También en los hospitales donde llevaban a los heridos o al lado del río Oubangui para recoger, junto al pueblo, los cadáveres tirados como perros al agua.
En la diócesis de Bambari, el obispo recibió un golpe fuerte en la cara con la punta de un arma. Aún así, se quedó en el lugar, animando como pudo a los suyos. No huyó ni un solo momento. En Bangassou, se ha puesto en marcha todo un sistema al nivel del obispado para identificar a todas las mujeres violadas, animarles a seguir viviendo y prestarles ayuda psicológica.
La Iglesia ha estado más que nunca al lado del pueblo durante estos momentos. También los laicos comprometidos han mostrado su valor en muchas ocasiones, defendiendo a sus iglesias o a la gente en los momentos duros. Toda la Iglesia, unánimemente, ha entendido que lo primero era atender a las víctimas.
Casi todas las religiosas extranjeras prefirieron quedarse en el país a pesar de la propuesta de sus países de abandonar el lugar. No dudaron en optar por la opción más radical que les podía costar la vida. De hecho, muchas han sido amenazadas de distintas maneras, golpeadas o humilladas. Sin embargo, se quedaron en sus dispensarios, orfanatos y otras estructuras que sin ellas, podrían haber cerrado las puertas.  La actitud práctica de la Iglesia oficial ha sido un buen testimonio de lo que la Iglesia Universal tiene que ser!

2.       La denuncia

La llegada fulgurante de Seleka cogió casi a todos por sorpresa. Las violaciones de los derechos humanos fueron masivas. Los grupos de defensa de los derechos humanos se vieron desbordados por la magnitud de la catástrofe. Muchos no tenían la formación suficiente para enfrentarse a  tal fenómeno. Sólo la Iglesia podía llevar la bandera de la denuncia.
El hecho ser universal ayuda a la Iglesia a tener una voz potente, que se hace escuchar tanto en el interior como en el exterior del país. Los obispos no dudaron en utilizar esta oportunidad. En las dos cartas que la Conferencia Episcopal escribió al nuevo presidente, los obispos no tiemblan al denunciar la voluntad diabólica de destruir las estructuras del Estado y de la Iglesia. En su carta del 23 de abril, dicen textualmente: “…No es con las armas que se puede satisfacer las necesidades del pueblo… la lógica de la guerra ha prevalecido al diálogo… en todos los sitios donde pasaron los elementos de Seleka, hay llanto y luto…”. En su carta al presidente interino del 20 de junio de 2013, enumeran todos los estragos de Seleka y añaden: “ …Los males de ayer son también hoy de actualidad y sus efectos son un tanto más amplificados por las hostilidades de Seleka. El sentimiento general del pueblo centroafricano ante esta coalición es un “nunca visto”  …”
Todos y cada uno de los obispos llevan estos meses denunciando la situación tanto en los medios locales como internacionales. El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, no ha dejado de aprovechar cualquier ocasión para denunciar el expolio de su pueblo y su muerte lenta. Denuncia la voluntad oculta de islamizar el país y el silencio de la comunidad internacional sobre lo que está ocurriendo. La Iglesia no se calló.

3.       La verdad

No puede haber una solución a un conflicto que no pase por la verdad. La mentira es un arma que acaba volviéndose contra sus utilizadores. La Iglesia Centroafricana se ha quedado del lado de la verdad. Quiere saber lo que ha pasado y quiere hacer conocer la verdad frente a la mentira. En todas las comunicaciones de los obispos, de manera consensuada, dejan claro que solamente con la verdad por delante, se puede resolver el conflicto.
En su primera carta ya citada, los obispos preguntan al presidente si es el verdadero autor de una carta dirigida al mundo islámico, que insinúa la islamización planificada del país. Quieren saben por qué Seleka ataca a las estructuras de la Iglesia.
—“¿Cuáles son las intenciones reales de vuestro movimiento?— preguntan.
—“Exigimos de vuestra parte la devolución de todos los bienes de la Iglesia robados, saqueados o estropeados”— concluyen.
Muy recientemente, el arzobispo de Bangui aprovechó la presencia del Primer Ministro y el Presidente del Parlamento en una misa solemne, para decir alto y claro: “… No puedo callarme cuando los hijos de este país son víctimas de la peor barbarie. Cuando se tortura, se mata a los centroafricanos como chinches. No me puedo callar cuando se viola a nuestras hermanas y madres. No me puedo callar cuando los inocentes son víctimas de expolio…”. (homilía del 21 de julio en la catedral de Bangui, abarrotada). Aquella voz sonó como un resucitar en los oídos de los cristianos atemorizados por esos guerrilleros Seleka. Sintieron aquel día que la Iglesia estaba siendo la voz de los sin voz.
Poco después, se plantó en una cárcel donde acababan de encerrar a un pastor protestante por haber denunciado las matanzas. No se fue del lugar hasta que soltaron al pastor injustamente tratado.
Al lado de la palabra, la iglesia está animando también a los organizaciones laicas a identificar bien los hechos. La comisión Justicia y Paz, bajo mandato de la Conferencia Episcopal, está haciendo listas exhaustivas de todas las violaciones. Solamente así pueden contribuir a que el Tribunal Internacional se ocupe del tema…algún día.
Con este ejercicio, se está exigiendo al mismo tiempo la claridad de los hechos y la responsabilidad jurídica de los autores de matanzas y otras barbaries. La Iglesia no se cansa de gritar al mundo clamando por la justicia y la verdad.

4.       El perdón y reconciliación

No hay justicia sin perdón y no hay reconciliación sin perdón. “ …Aunque nos sentimos agredidos y protestamos con toda nuestra fuerza, no podemos responder al hierro con hierro porque los que buscan la paz, los pacíficos, son los que heredarán la tierra, mientras que los que acumulan el odio y el espíritu de revancha, les queda una cicatriz en el alma que perturba la vida y enreda el alma”. Estas fueron las palabras de Mgr Aguirre, parafraseando la homilía de toda la Conferencia Episcopal leída en todas las iglesias de Bangui el día 15 de abril. En ellas, se ve claramente, el llamamiento  al perdón y la paz. Los cristianos no pueden tener odio en su corazón.
Parece fácil pero no es sencillo pedir a una persona herida que olvide la maldad de su agresor. Es como dar la mano amorosa al que te la quiere cortar. Sin embargo, el mensaje cristiano es tan claro como el agua en este sentido. Jesucristo pide perdón para sus verdugos.
Desde el inicio del conflicto, los líderes religiosos han advertido que el conflicto podía degenerar en divisiones religiosas. Un conflicto religioso es lo peor que le puede pasar a un país. Se puso en marcha una comisión conjunta donde se encuentran el arzobispo de Bangui, el presidente de las iglesias protestantes y el Imam de la gran mezquita de Bangui. La actividad pacificadora de esta comisión ha conseguido atajar las tentaciones de venganza, y de paso, evitar enfrentamientos religiosos.
El mensaje principal de la Iglesia en este conflicto es muy claro: perdón y reconciliación. A nadie le beneficia la guerra civil con carácter religioso. Los obispos luchan día tras día para circunscribir el conflicto en el ámbito político. Es una tarea muy difícil porque muchas vidas están rotas. El instinto natural lleva a unos y otros a querer defenderse, destruyendo al que está a su lado. Es evidente, como se sabe, muchas veces el vecino no es el verdadero culpable.
Es importante no poner a todo el mundo en un mismo manojo. “Todos los musulmanes no son Seleka ni todos los Seleka son malos”, puntualiza Mgr Aguirre.  En la carta de los obispos al presidente, el 23 de abril de 2013, los obispos se centran en el pasaje bíblico de Mt 18,21-22, y aseguran que, de parte de la Iglesia, no hay otro camino que el del perdón. Sin embargo, advierten de que “no se pueden aprovechar del principio de perdón para abusar impunemente de los demás”.
Como se ve, la Iglesia Católica no se ha quedado como observadora pasiva de la situación. Los acontecimientos le han golpeado en su propio corazón. Sus bienes han sido saqueados. Sus cristianos han sido acosados,  humillados y asesinados. La tentación de dejar todo caer era enorme. Los que querían alentar la violencia como vía de solución o de defensa, eran muchos. Sin embargo, la Iglesia, utilizando su cohesión social y sus estructuras nacionales, sigue enseñando que sólo el amor puede cambiar el corazón del hombre. ¿Los Seleka serán capaces de entender también este mensaje?
También el saqueo de los bienes materiales ha sacudido el orgullo de los pastores de la Iglesia. La guerra ha puesto a la Iglesia en el mismo bando que los pobres de siempre. También ha sufrido humillación y  desprecio. Es más, se le han quitado los medios que le ponían en la categoría de los ricos. De aquí en adelante, la pastoral se hará desde la pobreza y la proximidad con los más pobres. No hay mal que por bien no venga. ¡Ojalá todo el mundo se haga nuevos planteamientos desde esta óptica!

Gaetan Kabasha



¿Quiénes son los activistas pro-democracia en Kinshasa?

Estos últimos días se ha hablado mucho de la detención de los activistas pro-democracia en Kinshasa y conviene explicar quiénes son. En primer lugar, hay que decir que el movimiento pro-democracia nació en Senegal por unos jóvenes raperos que no querrían que el presidente Abdulaye Wade siguiera en el poder después de su segundo mandato. Fundaron el movimiento Y'en a marre (basta). Consiguieron movilizar a la población de tal manera que Abdulaye Wade perdió en las elecciones.
El año pasado, inspirándose del mismo método, el músico Johann Oscibi fundó el movimiento Balai citoyen en Burkinafaso. Gracias a su influencia en la juventud, movilizaron a la masa popular para expulsar al presidente Blaise Compaóré quien querría cambiar la constitución con el fin de seguir en el poder.
En la República Democrática del Congo, se fundó en la misma dinámica el movimiento Filimbi (pito) reagrupando tres movimientos de la juventud: Juventud para una nueva sociedad (JNS); Lutte pour le changement (Lucha) y Forum de la jeunesse pour l'excellence (FNJE). Filimbi pretende oponerse al cambio de la constitución que permitiría al presidente Joseph Kabila mantenerse en el poder.
Los activistas de Senegal y de Burkinafaso se desplazaron a Kinshasa invitados por el movimiento Filimbi para un taller sobre los movimientos ciudadanos. El taller estaba financiado por la embajada de Estados Unidos lo que despertó las alarmas del gobierno. Hay que recordar que los Estados Unidos ya se han declarado opuestos al tercer mandato de Kabila en la presidencia.
Durante la detención de los activistas, cogieron también a periodistas occidentales y un diplomático estadounidense que participaba en el taller. Luego, liberaron a los occidentales directamente después. Con la presión de Senegal y Burkina faso, también liberaron a los activistas de estos países a los que expulsaron en seguida. Quedan en prisión los activistas congoleños acusados de atentar contra la seguridad nacional.
En la ciudad de Goma, en el extremo este del país donde nación "Lucha", los jóvenes se están movilizando para manifestar en contra de la encarcelación de su leader Fred Bauma.

viernes, 20 de marzo de 2015

Las guerras africanas (Part2)

La guerra dormida de Marruecos

El Reino de Marruecos, Imperio Jerifiano o Reino Alauí, es uno de los países del Magreb  más prósperos, y políticamente estable. Contrariamente a otros países africanos que adoptaron la forma de república después de la colonización, Marruecos es una monarquía ancestral. Este hecho hace de él un país estable. Sin embargo, Marruecos es uno de los países con un conflicto bélico no resuelto desde muchos años: El problema de Sahara.
Los orígenes remotos de la presencia española en África se podrían hallar en los intentos castellanos y portugueses de expansión en el norte que datan de los siglos XV y XVI. Tras varias vicisitudes, España llega al siglo XIX con las plazas de Ceuta, Melilla, las Islas Alhucemas y el Peñón de Vélez de la Gomera
A partir de 1.830, Francia comenzó a mostrar un fuerte interés en Marruecos. En 1884, España ocupa Río de Oro creó un protectorado en las zonas costeras de Marruecos, en 1900 se delimitaron las fronteras del Sahara con las posesiones francesa en la zona. El reconocimiento de la influencia francesa sobre Marruecos por el Reino Unido provoca una fuerte reacción del Imperio Alemán que desemboca en una crisis, resuelta en la Conferencia de Algeciras de 1906 donde se formaliza una especial posición francesa y se confía la política de Marruecos a Francia y España en común.
Una segunda crisis provocada por Berlín incrementó las tensiones entre las potencias europeas. El Tratado de Fez, de 1912, convierte a Marruecos en un protectorado de Francia. Por este mismo tratado, los territorios del norte, en torno a las ciudades de Ceuta y Melilla, y del sur, fronterizos con el Sahara Español se convirtieron en Protectorado español.
En 1956, después de ciertos enfrentamientos, Francia otorgó la independencia a su parte y, seguidamente lo hace España respecto a los territorios de su protectorado, pero  sigue gestionando el Sahara.
En 1968, en los territorios del Sahara, empiezan las revueltas reclamando también la independencia. España se resistió a otorgarla. Por otro lado, Marruecos independiente reclamaba a Sahara como territorio suyo.
En 1973, nace el Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Rio (POLISARIO). El movimiento nace con objetivo de echar a España del Sahara y lograr la independencia. Pero los fundadores no querrían estar bajo control de Marruecos sino que buscaban una independencia propia.
En 1975, aprovechando una cierta debilidad institucional en España, el rey de Marruecos, Hassan II ordena una marcha de sus ciudadanos para ocupar el Sahara. Se ha llamado la Marcha Verde. España se encuentra en un momento delicado. Duda entre hacer frente a la masa invasora o retirarse. Inicia una operación de evacuación de los españoles en lo que se ha llamado "Operación Golondrina".
En 1976, bajo presión de Marruecos, España abandona el Sahara en su calidad de potencia administradora y deja una situación explosiva sin resolver. No entrega el Sahara a Marruecos pero tampoco deja al Sahara internacionalmente independiente. Directamente después, Marruecos ocupa el territorio y empieza a bombardear las posiciones de los miembros de POLISARIO. Dando comienzo a una guerrilla de los saharauis contra Marruecos con fuerzas desiguales. Muchos saharauis huyen al desierto de Argelia que es tradicionalmente su aliado y, a la vez, enemigo histórico de Marruecos.
Desde entonces, la guerra nunca se acabó. La Unión africana reconoció al Sahara como país independiente, que causó la salida de Marruecos de la Unión Africana como protesta, situación en la que permanece actualmente. El problema se trasladó a la ONU pero por intereses diversos, la ONU fue incapaz de resolver el conflicto hasta hoy. La resolución oficial propone un referéndum de auto-determinación pero Marruecos siempre se opuso y, tras cuarenta años, sigue poniendo obstáculo para su celebración.

La situación actual es quede iure España es la potencia administradora del Sahara pero, de facto, lo es Marruecos, no es una situación de guerra, pero el POLISARIO sigue luchando políticamente para hallar la hipotética independencia de Sahara. Los saharauis llevan décadas en los campamentos de refugiados en el desierto de Tinduf en Argelia esperando algún día volver a sus tierras.

¿Cuál es el futuro de la MONUSCO en Congo?

Ayer el ministro de asuntos exteriores de la República Democrática del Congo, Raymond Tchibanda se enfrentó al responsable de misión de la ONU en el Congo Martin Kobler en el Consejo de Seguridad de la ONU. El ministro asegura que el país está ya pacificado y solamente quedan unos pocos puntos de inseguridad que el país es capaz de atajar con su ejército mientras que el responsable de la MONUSCO afirma que queda mucho que hacer. Según el ministro, la MONUSCO tiene que empezar a retirarse progresivamente para dejar al ejército nacional de Congo ocuparse de la seguridad mientras que Kobler pide que se prolongue la misión de la MONUSCO. 
La MONUSCO se creó en el año 2000 con la resolución 1279 autorizando la ONU a desplegar más de 16.000 militares al Congo con el objetivo de acabar con la inseguridad recurente en el este del país. En el año 2010, se amplió la misión creando una unidad de intervención con mandato ofensiva lo que llevó la misión a más de 20.000 militares. Gracias a esta unidad, el ejército nacional (FARDC) acabó con el movimiento M23. Pero luego las divergencias empezaron con respeto a la lucha contra FDLR, el movimiento de rebeldes ruandeses que lleva 20 años en la zona del este de Congo.
Se ha criticado mucho la ineficacia de la ONU en el Congo y su pasividad antes múltiples violaciones de los derechos humanos y se llevó incluso a acusar a algunos de sus miembros de abusos. Hay quienes opinan que se gasta mucho dinero para poco resultado.
En la actualidad, el gobierno asegura ser capaz de acabar con el resto de los grupos armados sin la ayuda de la ONU y pide el fin progresivo de la MONUSCO.

domingo, 15 de marzo de 2015

Las guerras africanas (part1)

La guerra dormida de Senegal

La República de Senegal, no puede ser considerada como un país inestable, o marcado por la guerra. Es uno de los países con mayor prosperidad del África occidental y, últimamente, se cuenta entre los pocos países con democracia en el continente. Sin embargo, lleva arrastrando una “guerra no acabada” desde hace tres décadas que tuvo su comienzo con la independencia del país en 1.960.
Por entender mejor el problema de Senegal, hay que atender a su posición geográfica. El país está divido en dos, la parte norte que es la más conocida como Senegal cuya capital es Dakar y la parte sur llamada Casamance cuya capital es Ziguinchor. Para llegar desde la parte norte a la parte sur y viceversa, es necesario cruzar el territorio de la República de Gambia; lo que supone una dificultad para la armonía entre las dos partes del país.
En la época de las independencias, Leopold Sedar Senghor prometió a los sureños de Casamance la independencia propia si le ayudaban en la lucha contra la colonización. Lo hicieron pero cuando llegó el momento, las promesas no se cumplieron. Y el norte comenzó a enviar al sur funcionarios que no respetaban las tradiciones y costumbres de los habitantes. La frustración no se hizo esperar y el descontento desembocó en un conflicto armado.
En 1982, los habitantes de Casamance convocaron manifestaciones que acaban quitando la bandera de Senegal en los edificios públicos. Este hecho fue interpretado por el norte como una declaración de guerra y la manifestación fue duramente reprimida y ocasionó derramamiento de sangre. A partir de este momento, los habitantes del sur fundaron el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC), liderado por el sacerdote Diamacoune Senghor Agustín. La organización, posteriormente, fundó una rama militar llamada ATIKA.
MFDC, con apoyo exterior, acosaba a las fuerzas gubernamentales. Entre ataques y contra-ataques, se estima que murieron en los combates más de 5.000 personas.
Cansados de luchar, algunos miembros de MFDC quisieron negociar con el gobierno central, lo que era compartido por el padre Diamacoune Senghor partidario de las negociaciones. Sin embargo, los más radicales no aceptaron la vía negociadora y el movimiento se fraccionó en dos grupos que, posteriormente fueron tres, por la escisión de uno de ellos.
Con la llegada de la democracia en Senegal, el nuevo presidente democrático Abdoulaye Wade quiso acabar con el conflicto armado proponiendo un acuerdo. En el año 2001, se firmó unos acuerdos entre el presidente y Diamacoune Senghor pero no se consiguió firmar acuerdos con todas las facciones.
En 2007, falleció el padre Diamacoune que era un interlocutor esencial en este conflicto lo que puso en riesgo los acuerdos firmados. Tras un largo tiempo de tranquilidad, las facciones descontentas reinician sus actividades hostiles y, nuevamente, comienzan las emboscadas al ejército nacional.

En la actualidad, no se puede decir que el país esté en guerra. Pero tampoco se puede decir que se viva en una paz plena. Estamos ante un conflicto bélico dormido, todavía no resuelto del todo. El sucesor de AbdoulayeWade, MackySall viajó a los territorios del sur con el propósito de ofrecer su buena voluntad. Sin embargo todavía, no se ha llegado a un acuerdo global y definitivo para la pacificación total del país.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Las guerras africanas

No todo África arde

La generalización que frecuentemente se hace sobre África suele ser fuente de confusión. El desconocimiento sobre el continente y la simplificación hace que, desde occidente, se hable de África como si fuese una realidad homogénea sin tener en cuenta su enorme diversidad. Se puede oír decir : África va mal; los pobres niños de África mueren de hambre; todo es miseria en África; las guerras son incesantes en África... sin hacer mayores precisiones, ni identificar país, regiones, zonas o circunstancias en la que ocurre. Lo que contribuye a configurar una idea superficial, imprecisa y, en casos, distorsionada de la realidad africana, que unida a cierta pereza intelectual o falsa compasión, provoca ante los ojos de Occidente y del mundo, una percepción incompleta de lo que realmente es.
África es un mosaico multicolor. Conocer sus problemas, sus gentes, sus riquezas y miserias, sus fuertes contrastes…sus virtudes y defectos, requiere como premisa aproximarse a ella con voluntad de saber. Lo que exige esfuerzo, rigor y análisis como demanda el conocimiento de cualquier otra realidad geopolítica de dimensión continental. Con la singularidad de que, en el caso de África, además, requiere una exigencia urgente en hacerlo. Por la dignidad del hombre, por el bienestar de los africanos y por la estabilidad del mundo.
Si el tema que nos interesa aquí es el de las guerras, la primera afirmación categórica que hay que hacer es la de que ¡no toda África está en guerra!. Bien es verdad que hay guerras en muchos países pero también es verdad que hay muchos países estables. Los hay que tuvieron una guerra pero que ya no la tienen y los hay que nunca tuvieron guerra desde su independencia. No todos los países están estancados o en regreso. Los últimos indicadores muestran que una buena parte del continente africano está creciendo.
Y cuando se habla de guerra también conviene hacer algunas precisiones y distinguir lo que es conflicto, guerra e inestabilidad.
Se habla de conflicto cuando dos o más individuos, grupos sociales, conjuntos ideológicos o naciones entran en confrontación y emprende acciones mutuamente contrarias con el objetivo de neutralizar o eliminar la parte rival. Un conflicto puede ser verbal, ideológico, político o bélico.
La guerra es la forma del conflicto más violenta que supone una confrontación armada entre dos grupos humanos o dos naciones. El objetivo de una guerra suele ser el control del poder, de los recursos naturales o humanos, la dominación del otro o la destrucción del enemigo. La guerra es siempre una prolongación del conflicto. Puede haber conflicto sin guerra pero no hay guerra sin conflicto.
En este sentido, no se puede hablar, a ciencia cierta que haya algún país sin conflicto. Los conflictos son algo habitual en todos los colectivos. Otra cosa diferente es la manera con la que se aborda cada conflicto. Muchos de los conflictos del mundo están latentes, otros completamente abiertos. Pero eso no significa que cada conflicto vaya a generar una guerra.
Se habla de inestabilidad en un país cuando las instituciones no garantizan una paz duradera. En muchos casos, se trata de golpes de estado recurrentes, revueltas sociales preocupantes etc.
En África, hay muchos conflictos más o menos graves, guerras dormidas y guerras abiertas. En los sucesivos análisis que iniciamos, nos dedicaremos a tratar las guerras latentes y abiertas, dejando otros tipos de conflictos para ser tratados de forma separada.

De antemano, hay que decir que sobre los 54 países oficialmente reconocidos en el continente africanos, solo7 están abiertamente en una guerra y 2 tienen una guerra dormida. Lo que significa que más de 45 países africanos pueden tener una cierta inestabilidad socio-política, en un conflicto más o menos preocupante pero no están en guerra.

martes, 10 de marzo de 2015

El cristianismo en África

Situación del cristianismo en África.

                Antes de todo, tenemos que recordar que África es un continente compuesto de más de 54 países y centenares de tribus, lenguas, culturas y subculturas. Por tanto, no es una región homogénea tanto al nivel geográfico, político, cultural y religioso. Tan es así que para hablar de la iglesia en África, es importante precisar de qué parte del continente se está hablando.
                África se puede dividir en tres partes en cuanto a la situación de la Iglesia: El Magreb (Argelia, Marruecos, Libia, Túnez etc.), El Sahel, la África intermediaria entre el norte y el sur (Mauritania, Mali, Níger, Nigeria, Chad, Sudán etc.) y África sub-sahariana (todo el resto, es decir, el centro y el sur).
                Según te encuentras en una parte u otra, la situación de la Iglesia es diferente. No es lo mismo la iglesia en Argelia que en Angola; ni es lo mismo la iglesia en Nigeria que en Burundi. Las tres regiones presentan tres modos diferentes de vivir el cristianismo.
                Por lo que se refiere a la persecución, conviene también definir este término para no caer en confusiones. Si se entiende por persecución, el conjunto de medidas oficiales  tomadas por un poder público para impedir la profesión de fe cristiana a los ciudadanos, no se puede decir rotundamente que hay persecución de la Iglesia en África de manera general. Pero si persecución significa el conjunto de obstáculos más o menos apoyados por los poderes públicos para impedir la expansión del cristianismo o la influencia de la Iglesia en la vida política y social, se puede hablar de persecución de manera visible en el África sahariana y de manera invisible en algunos otros países del sur.

1. Los países magrebíes.

                Todos los países del Magreb son casi enteramente musulmanes. La tradición cristiana desapareció con la expansión del Islam en el siglo séptimo. De paso, borró por completo todo un esplendor religioso de los primeros siglos de nuestra era. Hay que recordar que allí vivieron los grandes padres de la Iglesia, teólogos y santos como Orígenes, Tertuliano, San Atanasio, san Cipriano, San Agustín etc. En aquellos siglos, la iglesia del norte de África era un referente en la toma de decisiones de la iglesia universal. Muchos concilios y sínodos se celebraron en estas tierras.
                El Islam llega al Magreb en el siglo VII. En aquella época, se destruye Cartago y se expulsa a los bizantinos. Los habitantes están forzados a abandonar el lugar o a convertirse al islam. A finales del siglo VII, ya todo el Magreb era musulmán. Desde entonces, el cristianismo no ha vuelto a ocupar un lugar destacado en estas tierras. Sin embargo, en algunos países, quedaron pequeñas comunidades coptas como en Egipto, generalmente, toleradas. Ahora, con el resurgimiento del integrismo islámico, esas comunidades minoritarias tienen más dificultades para sobrevivir.
                Con la colonización, algunos misioneros volvieron a intentar evangelizar el lugar pero no consiguieron arrancar el Islam de los corazones de sus habitantes. Cuando finalizó la colonización, quedaron comunidades cristianas muy pequeñas. En la actualidad, se estima que existen unos 400.000 cristianos en Túnez, Argelia y Marruecos sobre un total de 85 millones de habitantes, lo que quiere decir que un 98% son musulmanes.
                Las constituciones de estos países garantizan teóricamente la libertad religiosa. Sin embargo, entre la presión de los grupos fundamentalistas, la cultura altamente musulmana y el miedo generalizado a todo lo que viene de Occidente la fe cristiana se vive con discreción y, a veces, sometida a una cierta persecución.
En muchos países de esta zona, el Islam es la religión del Estado: Argelia, Marruecos, Túnez y Mauritania (al igual que ocurre en otros países como Yibuti, Comoras o Sudán). Como explica el Mundo Negro de marzo de 2015, "en algunos de ellos, como Sudán y Mauritania, la conversión a otra religión distinta del Islam se califica como apostasía y es un delito que puede ser castigado severamente. En otros, como Marruecos y Argelia, las autoridades limitan la posibilidad de cambiar de religión. En Libia, aunque no hay ninguna ley que lo prohíba, la conversión puede significar arriesgarse, incluso, a ser detenido".
                La mayoría de los cristianos en esos países son extranjeros (cooperantes, empresarios, trabajadores de fábricas, estudiantes, ONGs). Los autóctonos son muy pocos y casi invisibles. La conversión al cristianismo está mal vista socialmente, cuando no está expresamente prohibida o es directamente reprimida. Me contaba un amigo misionero que es casi imposible encontrar una Biblia las bibliotecas de esos países. Los estudiantes que quieren hacer alguna investigación sobre la Biblia, acuden a la casa de los misioneros y la leen a escondidas.
                Los misioneros no se atreven a hablar abiertamente de Jesucristo. Muchos optaron por una presencia activa pero callada. Gestionan los orfanatos, las residencias de ancianos, los hospitales, etc. Es para ellos, la única manera de testimoniar del Evangelio sin necesidad de predicar.
                "Los seguidores de Jesús en estos países viven en clandestinidad, bajo nombre, cultura y              tradiciones musulmanes..., o fuera de la tierra en la que nacieron. Aunque las leyes garanticen   la             libertad religiosa, en muchas ocasiones, se impone la tradición: las comunidades católicas son               toleradas, pero el anuncio explícito de Jesús, las catequesis o las celebraciones en  medio de la                 sociedad son algo inconcebible. Esta realidad se traduce en obstáculos y dificultades para            aquellos que quieren vivir su fe fuera del islam... "
                En los últimos años, los evangélicos y pentecostales americanos intentaron impulsar la evangelización. Pero, la policía les detiene y les expulsa. Está prohibido enseñar el cristianismo a los autóctonos.
                Siempre que hay alguna revuelta social, las minorías son el chivo expiatorio. Tan es así que en los años 1990, muchas iglesias de Argelia fueron blanco de los atentados, y en ese contexto se produjeron los asesinatos de los monjes trapenses etc. En la actualidad, los coptos de Egipto son víctimas de los insurgentes hermanos musulmanes. Muchas de sus iglesias están destruidas.
En resumen, oficialmente se tolera el cristianismo en la Constitución. Pero socialmente, se lo reprime y en la práctica, no se tolera ninguna conversión.

2. La iglesia en los países del Sahel.

                En estos países, salvo algunos casos, el norte es mayoritariamente musulmán y el sur, predomina el cristianismo. En muchos casos, las dos religiones tienen una buena representación en las instituciones y la cohabitación es bastante buena. Las constituciones garantizan la libertad religiosa. Podemos citar el caso de Costa de Marfil, Chad etc. Pero hay otros casos en los que los enfrentamientos son muy constantes. Los países que colindan con el Magreb tienen una mayoría musulmana y, a medida que te vas desplazando hacia el sur aparece una mayor presencia cristiana que, en casos, es fuertemente predominante.
Las estimaciones de musulmanes y cristianos en algunos países son las siguientes:
                               Costa de Marfil: 34% cristianos y 27% musulmanes
                               Niger: 94% musulmanes
                               Burkinafaso: 60% musulmanes y 23% cristianos
                               Benin: 35% cristianos y 24% musulmanes
                               Nigeria: 50% cristianos y 50% musulmanes
                               Camerún: 69% cristianos y 35% musulmanes
                               Chad: 55% musulmanes y 35% cristianos.

                Los enfrentamientos religiosos vienen motivados, en general, por los grupos integristas que quieren imponer la ley islámica en el norte y luego extenderla a todos. En este caso, no es fruto de una política nacional de represión contra la Iglesia cristiana sino que tiene origen en el espíritu fundamentalista de algunos grupos minoritarios musulmanes. Tan es así que esos grupos no dudan en emprender conflictos incluso contra la población musulmana moderada.
En Mali por ejemplo, los jihadistas del Mujao, AQMI etc. no luchan contra los cristianos sino contra un estado que mayoritariamente es musulmán. En Nigeria, el grupo integrista Boko Haram no es representativo ni de las instituciones públicas ni de los musulmanes en general. Allí, este grupo quiere imponer la Sharia en todo el norte de Nigeria mayoritariamente musulmán.
                Estos grupos de extremada radicalización y fuerte brutalidad más que representar religión alguna son el paradigma de la instrumentalización de la religión para fines distintos a la misma.

3. Los países del sur.

                Globalmente, la libertad religiosa está garantizada en todos los países del sur. No hay ningún caso donde realmente se puede hablar de persecución abierta. La evangelización es libre; las asambleas están permitidas; las conversiones no son objeto de polémicas. Allí el Cristianismo es mayoritario pero también dependiendo de países, el Islam tiene una representación significativa.
                Sin embargo, aunque no se pueda hablar de persecución, existen, en algunos países, mecanismos, motivados por los poderes públicos, para acallar la voz de la iglesia mediante la prensa, las intimidaciones e incluso cárceles o ejecuciones extra-judiciales. Pero, esto se hace de forma selectiva contra algunos dirigentes eclesiales y no contra los cristianos en general. En otros casos, se utiliza la división étnico-regional dentro de los sacerdotes y obispos, o la división religiosa entre las diferentes confesiones cristianas, favoreciendo a las sectas, más fáciles de corromper. Corrompiendo a la cúpula, se consigue el silencio cómplice de la Iglesia. El origen de esta actuación es el miedo de ver la iglesia alzar la voz contra las violaciones de los derechos humanos, la corrupción, la dictadura, el hambre y la pobreza, etc.
                En muchos países, poco a poco, la iglesia se ve arrinconada, mermada y acallada. No se atreve a denunciar la situación lamentable en la que se encuentran los ciudadanos. Algunos curas o pastores se “arriman” al poder para aprovecharse de los favores a cambio de su complicidad o su silencio. De repente, los pocos que se atreven a denunciar las injusticias, se encuentran aislados y se convierten en un blanco fácil del poder. ¿Cómo se puede llamar a esto?... ¿persecución?, ¿corrupción? ó ¿falta de valentía?
                Dónde hay guerras en esta parte de África, no se trata de guerras de religión. En la mayoría de casos, se trata de guerras étnicas o regionales. El genocidio de Rwanda no fue dirigido contra la iglesia de manera particular ya que la mayoría de los hutus y tutsis eran cristianos. Sin embargo, en Rwanda murieron obispos, sacerdotes y religiosas. Pero, aunque su muerte tenga que ver, de alguna manera, con su estatuto de religiosos, no fueron asesinados por ser cristianos sino por pertenecer a una etnia u otra.
                La guerra de Congo tampoco tiene nada que ver con la religión. Lo mismo ocurre actualmente en el Sudán del sur donde los enfrentamientos oponen a los nueres y los dinkas, todos ellos cristianos.
Estadística:
                - sobre 54 países africanos, 31 son de mayoría cristiana frente a 21 de mayoría musulmana.
                - 46% de los africanos son cristianos, frente a 40% musulmanes.
                - Cada año, se bautiza a más de 3.000.000 de nuevos cristianos en África.

El caso de Nigeria.

                Merece la pena estudiar el caso de Nigeria aparte porque es muy llamativo y difiere enteramente de los demás países.
                Nigeria es un país federal y el más habitado de África. Tiene casi 160 millones de habitantes de los cuales la mitad son cristianos y la otra mitad musulmanes. El norte es mayoritariamente musulmán y el sur, mayoritariamente cristiano. Durante décadas, las dos religiones vivieron en paz sin enfrentamientos. El islam nigeriano es, de manera general, tolerante.
                El problema de Nigeria se sitúa básicamente en el reparto desigual de los recursos naturales y la corrupción política. Por un lado, el sur tiene la mayor concentración de recursos petrolíferos y dispone de las mejores infraestructuras. El norte está un tanto descuidado. Por otro lado, el país ha sido siempre dirigido por dictadores corruptos hasta muy recientemente. La corrupción se instaló en el corazón mismo de la administración y de todos los estratos sociales.
                Boko Haram nace en el año 2002 creado por Mohamed Yusuf. Inicialmente, Mohamed Yusuf tenía reivindicaciones sociales y económicas. Empezó criticando la corrupción de la sociedad. Para ganar adeptos, se dedicó a construir escuelas y mezquitas en el norte. Muchos musulmanes le siguieron viendo en él a un leader religioso íntegro.
                Todo cambia en el año 2009. El ejército ejecuta a Mohamed Yusuf de manera extrajudicial y mata a más de 700 seguidores en unos enfrentamientos sangrientos. A partir de allí, el grupo se radicaliza. Desde este momento, los radicales recuperan el movimiento y lo transforman en un grupo integrista con fines exclusivamente religiosos. Empiezan a quemar las iglesias, poner bombas en las asambleas de los cristianos y a ejecutar a todo musulmán que se opone a sus objetivos. Quiere controlar los estados federales del norte e imponer la ley islámica a todos.
                En la actualidad, Boko Haram que significa "La educación occidental es pecado", es un grupo terrorista peligroso pero no representa a los musulmanes nigerianos. La inmensa mayoría de los musulmanes nigerianos se oponen a sus métodos y objetivos.
Los cristianos del norte de Nigeria aguantan la brutalidad de esta secta con valentía. Muchos ya han pagado con su sangre, pero se resisten a convertirse en musulmanes y mucho menos a ser miembros de Boko Haram.

Los casos de Sudán y la República Centroafricana.

                En cambio la situación de Sudán es diferente. Este país cuenta con un norte enteramente musulmán y un sur completamente cristiano y animista. En 1983, el gobierno de Niemeri quiso imponer la ley islámica a todo el país, lo que desató una sangrienta guerra de secesión que duró más de 20 años. El sur cristiano consiguió organizar un ejército (SPLA) y enfrentarse al norte durante décadas. Las potencias se interpusieron por motivos económicos. En este caso, el conflicto religioso fue claramente alimentado por los poderes públicos.
                Al final, no hubo ni vencedor ni vencido. La ONU aceptó la división del país en dos. En la actualidad, Sudán del norte es musulmán y prohíbe toda conversión al cristianismo y Sudán del sur ve con malos ojos a los musulmanes. En cambio, la guerra que está teniendo lugar ahora en el Sudán del sur no tiene nada que ver con las religiones.
                En la República Centroafricana, también estamos ante un escenario similar. El norte está poblado por musulmanes aunque minoritarios con respecto al conjunto del país; consiguieron armarse y crear un movimiento llamado Seleka. En diciembre de 2012 atacaron el gobierno central y en marzo de 2013, deshicieron al ejército nacional y ocuparon el poder. Saquearon todos los bienes de la iglesia creando de paso un conflicto religioso que realmente no existía.
                Para defenderse, muchos jóvenes, ayudados por el antiguo ejército, se constituyeron en milicias de auto-defensa llamadas "anti-balaka". Empezaron una limpieza en toda regla de todo lo que tuviese relación con lo musulmán. Ahora, después de perder el poder por presiones de Francia y los países vecinos, los Seleka amenazan con dividir el país en dos con un norte musulmán y un sur cristiano. La situación es tal que donde dominan los anti-balaka, se persigue a los musulmanes; y donde controlan los Seleka, se molestan enormemente a los cristianos.
                En resumen, en esta parte de África, hay incertidumbre de los cristianos en muchas regiones por la presión de los integristas. Cuando los estados son frágiles y poco organizados, los fundamentalistas aprovechan para sembrar el terror. Donde hay estructuras fuertes del Estado, la cohabitación es bastante buena.
Gaétan Kabasha.
Conferencia dada a Torremocha de Jarama, agosto 2014


lunes, 9 de marzo de 2015

Seleka y Centroáfrica.

La situación de la República centroafricana bajo el mando seleka.    (Gaetan)

Introducción:

¿Qué es la República Centroafricana? ¿Es un país existente o es una zona de África? ¿Qué está pasando allí para que me dedique a hablar de él ahora? ¿Y por qué parece que hay un silencio absoluto de la Comunidad Internacional y de los medios de comunicación sobre ello?
Me llamo Gaetan Kabasha, nacido en Rwanda. Llegué a ese país del corazón de África en 1997 huyendo del genocidio de Rwanda. Era seminarista. En 1999 vine a España a hacer estudios de Teología. En 2003, volví a la República Centroafricana donde me hice sacerdote. Durante ocho años, estuve trabajando en una zona remota de este país donde las personas luchan cada día por sobrevivir en medio de la pobreza y la violencia. 
Voy a intentar explicar lo que pasa en este país ubicado en el corazón del continente africano donde, a pesar de no gozar de mucha atención por parte de los medios de comunicación internacionales, pasan cosas muy serias y dramáticas.

  1. Datos generales
Imaginen un país de extensión tan grande como España y Portugal, habitado sólo por cuatro millones y medio de personas, cubierto casi en su totalidad por bosques, con una tierra muy fértil, con un clima maravilloso y con abundantes reservas de oro, diamantes, uranio y petróleo. Parece que estamos ante un país maravilloso. Ahora, escuchen la segunda parte. Se trata del segundo país más pobre del mundo, muchos de sus habitantes están desplazados, la esperanza de vida ronda los 48 años, y cientos de miles de niños sufren desnutrición y están sin escolarizar. Esta es la República Centroafricana. No es de extrañar que en diciembre del año pasado la revista Forbes International le otorgara, quizá con exageración,  el puesto del país más triste del mundo. Ya antes del comienzo de la última crisis, el país estaba cabeza de todas las emergencias humanitarias. Desde hace cinco años, el este del país está azotado por una guerrilla llamada LRA del criminal ugandés Joseph Kony. Y desde diciembre de 2012 la situación ha empeorado más con la guerra iniciada por una coalición llamada Seleka que finalmente se hizo con el poder.
Por tanto:
Situación: entre Camerún al oeste, los dos Sudán al este, Chad al norte y los dos Congo al sur.
Tamaño: 623.000km2 (España y Portugal juntos)
Población: 4.500.000 habitantes
Independencia: 1960
PIB: 463 $
Religiones: Protestantes 51%; católicos 29%; islam 10%; tradicional 10%[1]
Lenguas oficiales: Francés y Sango
Antigua colonia francesa.



1.      La guerra de  la rebelión Seleka

Las causas de este contrasentido hay que buscarlas en una colonización francesa muy dura que no desarrolló el país ni dejó cuadros preparados en el momento de su independencia, y también en una sucesión de guerras, motines, rebeliones y golpes de Estado que han sumido al país en la miseria.
Para explicar la última crisis, comencemos en 2003. Ese año el general François Bozizé inició una guerra desde Chad, donde había huido pocos meses antes. Apoyado militarmente por el ejército de Chad, y políticamente por Francia, llegó con sus tropas a la capital, Bangui y derrocó al entonces presidente Ange-Felix Patassé, que se había convertido en un demagogo impopular. En aquella ocasión, Bozizé fue aclamado por el pueblo como un libertador.
En 2005, Bozizé organizó unas elecciones que ganó de manera bastante clara, aunque con ciertas irregularidades. Pero no consiguió contentar a los que le ayudaron a hacer la guerra en 2003. Algunos de estos soldados descontentos se juntaron con otros políticos desfavorecidos y crearon varias rebeliones en el norte del país, una zona del país muy deprimida, de mayoría musulmana cuyos habitantes se han sentido durante décadas olvidados por parte del gobierno central. Bozizé tampoco consiguió poner en marcha un verdadero proyecto nacional de desarrollo y la corrupción se instaló en todos los niveles.
En 2006, un grupito desconocido llamado UFDR liderado por un tal Michel Djotodia atacó la ciudad norteña de Birao, el punto de intersección entre Chad, Centroáfrica y Sudan del norte. Francia, cuya compañía minera AREVA acababa de iniciar los trabajos de exploración de uranio en la localidad de Bakouma algo más al sur de Birao, a 900 km de Bangui hacia el este, intervino de forma decisiva. Bombardeó la zona y ayudó al ejército nacional de Bozizé a recuperar la zona ocupada. Michel Djotodia fue detenido en Benín y encarcelado, pero por motivos desconocidos fue liberado a los 18 meses en lugar de ser extraditado a Bangui como querrían las autoridades centroafricanas.
En 2011, Bozizé organizó unas nuevas elecciones, que ganó esta vez de forma claramente fraudulenta. Toda la cámara de diputados se llenó de los miembros de su familia, sus amigos personales y personas de su región natal. La oposición democrática fue humillada y silenciada. El horizonte se ensombreció, pero Bozizé, seguro en el poder, no vio que podía llegar ningún peligro para el país. La corrupción, el tribalismo, el clientelismo, la violación de los derechos humanos, se convirtieron en métodos de gobierno.
En Diciembre 2012, cuatro movimientos rebeldes formados en su mayoría por combatientes  musulmanes se unieron en una coalición llamada Seleka (palabra que quiere decir “alianza”, en lengua Sango). Se trataba de UFDR (Union des Forces Démocratiques pour le Rassemblement) de Michel Djotodia, el FDPC (Front Démocratique du Peuple Centrafricain) de Abdoulaye Meskine, la CPJP (Convention des Patriotes pour la Justice et la Paix) de Nouredine Adam, y la CPSK (Convention Patriotique pour la Sauvegarde du Kodro) de Mohamat Moussa Dhafane.
Con la ayuda de Chad, Sudán del norte y la financiación de algún que otro país del Golfo, en diciembre de 2012 realizaron sus primeros ataques en el extremo noreste del país.  El material que tenían y su perfecta organización militar sorprendieron a todos, empezando por el propio ejército nacional, que en la mayor parte de los casos se retiró y se dio a la fuga mientras la Seleka conquistaba ciudad tras ciudad.
En esta época Francia y la comunidad internacional tenían toda su atención en el continente africano puesta en Mali. También existía desde hacía varios años un clima de frialdad entre el presidente Bozizé y Francia. La Seleka aprovechó el momento para deshacer al ejército nacional, ocupar más de la mitad del país y amenazar la capital Bangui, ante la desesperación de Bozize. La población se inquietó cada vez más ante el avance de un movimiento de quien nadie conocía sus verdaderas intenciones y cuyos líderes eran un enigma, pero muchos empezaron a preocuparse de su probable deriva islamista. Francia se negó a intervenir, la comunidad internacional – a pesar de que la misión de la ONU en el país dio la voz de alarma- no se interesó por esta crisis y el país empezó a hundirse.  
En enero 2013, los países vecinos reagrupados en una organización regional llamada CEMAC  (Comunidad Económica de Estados de África Central), formada por Camerún, Chad, Gabón, Congo-Brazzaville, Guinea Equatorial y Centroáfrica, impusieron un alto el fuego y organizaron unas negociaciones de paz en Libreville (Gabón). Las conversaciones se hicieron a toda prisa, sólo en tres días, y de ellas surgió un gobierno de transición  formado por un primer ministro de la oposición democrática, el abogado Nicolas Tiangaye, con cuatro  representantes de la Seleka en los puestos importantes. Se permitió al presidente Bozize acabar su mandato en 2016. Parecía que se abría la puerta a la paz, pero los acontecimientos posteriores mostrarían que cada bando tenía su agenda secreta.
Por un lado, a pesar de la puesta en marcha del gobierno de transición, la rebelión siguió ocupando ciudades. Esta vez mostraron una cara hasta entonces desconocida: con una gran agresividad saquearon y profanaron iglesias cristianas, amenazaron a los religiosos, robaron  todos los bienes de la Iglesia que pudieron, destruyeron de forma sistemática los archivos de los ayuntamientos y oficinas gubernamentales, destruyeron numerosos edificios públicos, y hundieron a los comerciantes no musulmanes. En numerosos lugares los miembros de la comunidad musulmana colaboraron mostrando a los rebeldes dónde se encontraban los bienes de la Iglesia o de algún cristiano. En un país donde durante décadas cristianos y musulmanes han vivido siempre sin problemas de convivencia, la tensión religiosa empezó a surgir. Aquí, hay que recordar que los cristianos son una mayoría abrumadora de 80 por ciento frente a una minoría musulmana de 10.
Por otro lado, el presidente Bozizé organizó milicias populares, compró y distribuyó numerosas armas, trajo a Bangui varios cientos de soldados sudafricanos para protegerle y clamó en mítines públicos de que no tenía ninguna intención de dejar el poder en 2016. El país se colapsó y todo indicó que los enfrentamientos eran inevitables.
El 22 de marzo de 2013, a pesar de la presencia de un contingente de militares de los países de la CEMAC, de 750 soldados franceses y de los sudafricanos, la Seleka franqueó la línea roja a las afueras de la ciudad de Sibut, al día siguiente se plantó a las puertas de la capital y el 24 de marzo por la mañana completó la conquista de Bangui mientras Bozizé huyó a Camerún para luego trasladarse a Francia donde se encuentra actualmente. El ejército gubernamental se dio a la fuga y el caos se instaló. La Seleka empezó a saquear sistemáticamente todos los edificios públicos e incluso las ONG y todas las organizaciones humanitarias presentes en el país. Los hospitales y escuelas cerraron sus puertas y miles de personas huyeron a la selva o salieron fuera del país[2].

2.      Lo específico del conflicto de Centroáfrica.

En otros países donde hay guerra, suele haber un apoyo popular a una rebelión liderada por un líder con popularidad, fruto de un descontento generalizado. Además, los rebeldes suelen tener un plan alternativo para guiar el país. En Centroáfrica, hemos asistido a otro esquema completamente diferente.
Primero, los rebeldes de la Seleka llegaron arrasando todo a su paso. Saquearon y destrozaron todos los símbolos del Estado; destruyeron los ayuntamientos y las estructuras del desarrollo; quemaron los archivos de todas las oficinas. Al llegar a Bangui, se ocuparon de saquear todos los edificios públicos y no dejaron ni un ordenador ni muebles, ni archivos. En muchas oficinas, no quedó absolutamente nada. Cogieron todos los coches en todos los sitios tanto en la capital como en las provincias. Hicieron una limpieza general hasta en la radio nacional, en la presidencia, en los ministerios, las escuelas etc. Este hecho se puede entender de dos maneras: o bien se trataba de acciones de una horda de incultos preocupados sólo por su propio interés inmediato o bien había detrás una voluntad oculta de dejar el país en un estado primitivo, borrar las huellas del registro y debilitar todas las estructuras sociales. Las dos hipótesis pueden ser reales en el caso de Seleka. Hay que tener en cuenta que pocos meses antes de conquistar Bangui los rebeldes eran apenas unos 5.000 efectivos, y cuando tomaron el poder su número se había incrementado a unos 20.000[3]. Muchos de ellos eran bandidos o milicianos de Chad o de Darfur (Sudán) que se han dedicado a saquear, llevar a sus países de origen los bienes robados y volver otra vez  a seguir cometiendo abusos contra la población.
En segundo lugar, una vez llegados al poder, no mostraron un proyecto de sociedad. Uno de sus líderes, Michel Djotodia, se auto-proclamó presidente. El pueblo esperaba que utilizara sus poderes para imponer orden, pero no fue así. Nada indicó que fuera capaz de controlar a sus propios elementos. Cada grupito tiene su jefe equiparable a un señor de la guerra. Esos señores de la guerra se instalaron en los distintos lugares, cada uno con su mini-ejército, marcando su terreno con las violaciones de los derechos humanos. A día de hoy, nadie parece tener autoridad máxima sobre la Seleka, que más que un ejército parece un conjunto heteróclito de guerrilleros amasados desde el Darfur, el sur de Chad y el extremo norte de Centroáfrica. En Bangui, la capital, la población aguantó el chaparrón con mucha valentía durante muchas semanas en medio de un caos generalizado. Algunos barrios de Bangui, sobre todo en el Norte de la capital, han sido regularmente escenarios de enfrentamientos sangrientos entre la Seleka y los ciudadanos. Los asesinatos no han cesado. En las provincias, todavía reina el desorden total dependiendo del humor del que manda allí. A mediados de agosto hubo once muertos en el barrio de Boy-Rabe, un lugar tradicionalmente habitado por miembros de la etnia de Bozizé, cuando la Seleka entró supuestamente para buscar armas. Varios miles de personas de este y otros barrios ocuparon el aeropuerto de Bangui para protestar por estos abusos. Como consecuencia de esta acción popular, el presidente Djotodia destituyó al ministro del Interior, Noudoudine Adam, considerado su número dos, y decretó que la Seleka no tendría en adelante facultades para imponer la seguridad en la capital, dejando esta responsabilidad en manos de la gendarmería y la policía. Esto ha abierto una puerta a la esperanza de que la situación en la capital podría mejorar y normalizarse. Pero ¿por qué no lo hizo cinco meses antes?
En tercer lugar, Seleka no es representativo del pueblo centroafricano. Sus elementos son básicamente miembros de dos pequeñas tribus  del norte (los Gula y los Runga), a los que se han añadido delincuentes del Chad y Darfur en busca de botín. La mayoría de los integrantes de esa coalición son gente inculta, sin consideración alguna hacia la ley o el derecho que no calculan las consecuencias de sus fechorías y no muestran tener ninguna idea del Estado ni del bien común. Ellos mismos se creen extranjeros llamados a marcharse hacia sus tierras, y por eso se entregan a saqueos para enriquecerse cuanto antes. Los que, hace unos meses, no tenían ni una bicicleta, ahora se mueven en coches de lujo robados. Eso sí, algunos mueren en accidentes por no saber conducir!
Por otra parte, el hecho de que Seleka sea mayoritariamente musulmana crea incertidumbre en la población, que es de mayoría cristiana.  Primero llegaron molestando a los cristianos y cogiendo sus bienes sin tocar nada de los musulmanes y al llegar al poder pusieron en el gobierno y en las otras instituciones una mayoría abrumadora de musulmanes. Muchos no dejan de preguntarse si no existe un programa secreto de islamizar a la larga el país. Muchos analistas piensan que al destruir los archivos, se han querido borrar todas las huellas de la ciudadanía para importar luego a los musulmanes de los países vecinos, entregarles la nacionalidad y permitirles gobernar y votar. Si fuera así, estaríamos al inicio de una guerra religiosa latente que podría desembocar en una violencia colectiva peligrosa.
Al intentar debilitar e intimidar a la Iglesia Católica, los Seleka  han querido ciertamente asegurarse el terreno libre quitando de en medio de toda institución capaz de enfrentarse a ellos. Se sabe que en África, la Iglesia Católica es, muchas veces, la única institución que se atreve a levantar la voz para defender los derechos humanos.

3.      Las razones de la guerra de Centroáfrica

Ninguna guerra surge sin motivos. Se sabe que las guerras de África tienen siempre un componente político, económico y geo-estratégico. La de Centroáfrica cumple con todos los requisitos.
En primer lugar, hay que decir que esta guerra tiene que ver con algunos problemas políticos. La situación que existía en el país no era nada buena. El presidente Bozizé había convertido el país en una familia personal. Baste pensar que el ministro de defensa era su hijo y el ministro de minas era sobrino suyo. Sus hijos hacían estragos en total impunidad, había desapariciones de personas; el presidente despreciaba a todos y la oposición estaba silenciada. Y además, se rumoreaba de que Bozizé estaba a punto de cambiar la Constitución para presentarse en un tercer mandato. Todos los ingredientes de una sublevación estaban presentes.
En un segundo lugar, Centroáfrica es un país con muchas riquezas mineras no explotadas. Hay petróleo, uranio, diamantes, oro etc. Siempre se ha dicho que Francia no tolera que otros países se interesen por los yacimientos de este país. En 2012, Bozizé, que llevaba los asuntos de los recursos económicos del país como si fuera su negocio personal, otorgó licencias de explotación de petróleo del norte a una compañía china. Muchos piensan que eso fue uno de los  detonantes de la guerra. Se piensa que alguien quiere impedir que China explote el petróleo de Centroáfrica.
En tercer lugar, está claro que esta guerra se ubicua en la lógica de los países del Golfo Pérsico que quieren ir instalando regímenes musulmanes en el sur del Sáhara. No cabe duda de que ha habido una fuerte financiación de algún país árabe para llevar a cabo los enfrentamientos. Evidentemente, son siempre hipótesis que habría que comprobar.
4.      Situación actual
En estos momentos, el país está al borde del colapso según la expresión del responsable de los derechos humanos de la ONU. “Estamos gravemente preocupados por las alegaciones de asesinatos, tortura, detenciones arbitrarias, violencia contra las mujeres, desapariciones forzadas, justicia popular así que el clima de inseguridad generalizada y la ausencia del Estado de derecho que prevalece en el país desde estos cinco meses” decía el experto de la ONU Christof Heyns, el pasado 5 de agosto[4].
Prácticamente, aunque existan un presidente y un gobierno, el Estado no existe. El país está divido en pequeños reinos donde gobiernan los señores de guerra. La muerte se ha convertido en algo banal y barato. Todos los días los elementos de la Seleka matan, violan mujeres y secuestran para luego pedir rescates. Sigue habiendo numerosos niños soldados. Aunque en el centro de la capital, la situación ha mejorado bastante durante los últimos meses y hay algo de tranquilidad, en los barrios periféricos han seguido las incursiones de les militares Seleka que han sembrado desolación y muerte. Miles de centroafricanos son refugiados en el interior del país o fuera. Las carreteras del interior son la propiedad de los milicianos islamistas, que han  erigido barreras en todos los sitios donde para pasar, pidien dinero, e incluso los campesinos que van a sus campos andando, tienen que pagar el peaje. Los obispos y sacerdotes ya no tienen coche para visitar las comunidades alejadas de los centros porque los de la Seleka lo han robado todo. En Bangassou, mi diócesis, un territorio tan grande como Andalucía, donde el obispo Juan José Aguirre es español, no queda ningún coche. El obispo va andando a donde puede desplazarse.
En las provincias, ya no existen las estructuras de un Estado moderno. La policía, los ayuntamientos, las estructuras de justicia, los hospitales, la administración territorial han sido completamente desestructurados o sencillamente han desaparecido. Las escuelas están cerradas; los impuestos y otras tasas van directamente el jefe Seleka local. El Estado no tiene ni estructura ni economía.
Empiezan a notarse algunos signos de islamización en algunos localidades del país: en el norte, se ha impedido en muchas localidades la venta de la carne de cerdo. En otros, se ha procedido a la matanza de todos los cerdos de los pueblos. Algunas carnes de caza también están prohibidas. Aunque no se haya impedido a los cristianos acudir a su culto todavía, hay indicios de que la islamización lenta está en marcha. Es verdad que esas prácticas son hechos aislados, pero significa que el terreno es propicio para algunos grupos radicales. De manera general, se está nombrando musulmanes en los puestos importantes de la administración territorial. Algunos empiezan a pensar que para conseguir un puesto de administración, hay que hacerse musulmán.
Por lo que se refiere a la situación humanitaria, es una catástrofe. Decía el responsable del programa “Acción contra el  hambre”, Alain Coutard hace unos días: “la situación en las provincias y las campañas es realmente alarmante. Ya no existe la autoridad. Solamente mandan los jefes de la rebelión seleka. Muchos centros de salud han sido destruidos, mucha gente sobrevive sin nada[5].  A eso añade la comisaria europea a la Cooperación Internacional Georgieva Kristalina: “Centroáfrica es el país más olvidado del mundo; el más miserable; el que más necesidad tiene y el que menos recibe…En los hospitales, ya no hay equipamientos médicos, ni medicamentos, ni colchones ni comida. .. en la capital, la mitad de la población no tiene letrinas y todo el mundo me preguntaba: ¿por qué el mundo nos ha olvidado?”[6]
Esta guerra ha traído consigo una nueva arma desconocida antes: los milicianos de la Seleka, para vengarse de algún intento de sublevación, queman las casas de pueblos enteros. En un país donde la gente construye con techo de paja, la quema de una casa supone convertir en ceniza todas las pertenencias del propietario.
Está claro que los problemas son colosales y no se ve claramente que haya una solución inmediata al conflicto. El país está casi en el olvido.

5.      ¿Por qué ese silencio?

Sorprende el silencio de la comunidad internacional. Sorprende la ausencia estrepitosa de la cobertura internacional de los medios de comunicación. Sorprende la actitud de Francia en comparación con el pasado. Sorprende el olvido de este país de parte de todos. Tan sorprendente todo que  la comisaria europea para la ayuda humanitaria ha llegado a decir: “Centroáfrica es un país que el mundo ha olvidado…. Si no hacemos nada, se convertirá en una nueva Somalia[7].
¿Por qué este silencio?
Primeramente, hay que resaltar que Centroáfrica es una antigua colonia francesa. Siempre se ha dicho que es un laboratorio de la política francesa en África. Desde la independencia hasta nuestros días, Francia ha jugado un papel de primer plano en todos los conflictos. En 1978, el ejército francés derrocó al emperador Bokassa en una famosa operación “Barrakuda”, instalando al poder a su antecesor David Dacko. En 1996, la intervención militar francesa puso fin a un motín del ejército y salvó así al presidente Patassé. En 2006, el ejército francés intervino en el norte de Centroáfrica para dispersar a los soldados de UFDR y estabilizó así el poder de Bozizé. Francia ha mantenido las bases militares en el país hasta 1999, y aún después de su retirada, sigue teniendo un número importante de soldados en el país. Por esta razón,  cuando algo pasa en Centroáfrica, todo el mundo mira a Francia. Cuando Francia habla, todo el mundo sigue. Cuando se calla, todo se ignora. Así de sencillo.
A mediados de octubre el presidente François Hollande advirtió del peligro de “somalización” de Centroáfrica e hizo un llamamiento a la Unión Africana y la ONU para que intervengan más en el país, especificando que Francia estaría dispuesta a ayudar. Pocos días después de estas declaraciones, el Consejo de Seguridad de la ONU escuchó en una sesión un informe sobre la situación del país y su secretario general Ban Ki Moon expresó su preocupación por lo que ocurre allí. Habrá que ver durante las próximas semanas si este giro de interés en altos círculos internacionales por Centroáfrica se concreta en acciones decisivas que puedan cambiar la situación.
En cincuenta y cuatro años, desde 1959, Centroáfrica ha conocido todos los ensayos políticos posibles: del sacerdote fundador de la República, Boganda al rebelde Djotodia, el país ha pasado por un maestro de escuela (Dacko), un sanguinario emperador que se equiparaba a Napoleón (Bokassa), un general del ejército (Kolingba), un demócrata convertido en inútil demagogo (Patassé) y un general que creía que el país era una familia personal (Bozizé). Una pandilla de  siete presidentes, corruptos unos como otros menos el sacerdote fundador del que se guarda una memoria viva. Se sabe más o menos que cada diez años, hay un alboroto general. Entonces, cuando algo pasa en esas tierras, el mundo tiende a decir: “estamos en lo mismo de siempre. Se matarán y cuando se cansen, pararán”.
La razón del desinterés de Francia en el desarrollo de este último conflicto centroafricano puede entenderse en parte por su intervención militar el pasado mes de enero en Mali. Esta intervención militar francesa en Mali acaparó todas las miradas y desvió el interés por otras zonas de África. Pero cuando Francia atacaba a los yihadistas en Mali, otros musulmanes radicales estaban ocupando el terreno en Centroáfrica. Lo más sorprendente es que ningún diplomático llegó a alertar de lo que estaba pasando y del riesgo de implosión del Estado con la llegada de Seleka en el poder. Si todos estaban de acuerdo, se debe decir que tuvieron una mirada corta de la realidad o un error de visión.
La otra razón más inmediata, hay que buscarla en la implicación de Chad en los dos conflictos, el de Mali y el de Centroáfrica. Chad se prestó voluntario para apoyar al ejército francés en la intervención de Mali, desplegando a 2.000 militares sobre el terreno de operaciones. Pero al mismo tiempo, estaba apoyando a los Seleka con materiales y militares para derrocar a Bozizé. Francia se encontró en un dilema. Se pensaría que prefirió cerrar los ojos para no molestar a su aliado Chad.
Sin embargo, hay que ir a la historia misma para intentar encontrar las razones profundas de este olvido de la comunidad internacional. Centroáfrica es un país enclavado. No presenta ningún interés geo-estratégico mundial. El sentimiento general de los centroafricanos es que es una reserva de Francia. Más aún, cada diez años o poco más, surge un cambio de poder en condiciones más o menos violentas. El país vive en un estado permanente de rebeliones y golpes de estado. Por tanto, un golpe más no conmueve a nadie.  Solo que esta vez, no es solamente un golpe sino un cambio radical de sistema. Lo que pasa en Centroáfrica suena como “algo ya visto”. Nadie se preocupa en comprobar si hay ingredientes nuevos.

6.      ¿Hay esperanza?

Responder a esta pregunta en estos momentos parece difícil. En un país tan pobre, con infraestructuras insuficientes, con un nivel de alfabetización muy bajo y una clase política hondamente corrupta, si utilizaramos los lentes del pesimismo, diríamos que el túnel oscuro va ser largo. Para crear las condiciones de vida digna, habría que cambiar radicalmente todo el sistema que ha impuesto la Seleka. No basta con un cambio de gobierno ni un cambio a la cabeza. Habría que quitar todo y empezar de nuevo.
Entonces,
¿Una nueva guerra? Naturalmente, no estoy propugnando una nueva guerra como solución. A estas alturas, a nadie le interesa volver al ciclo de violencia, aunque por desgracia para algunos quizá sea la única opción a la vista. Ya empiezan a surgir por aquí por allá pequeñas voces favorables a una nueva rebelión. Si la situación sigue tan dramática y violenta, habrá revueltas y rebeliones. Algunos no descartan que el depuesto presidente Bozizé vuelva a reunir a los suyos para iniciar una nueva guerra. Desgraciadamente, si hubiera nuevas revueltas populares podrían acabar con un baño de sangre.[8]
¿Elecciones transparentes? Es el deseo de todos . Sin embargo, nadie cree que vayan a pasar realmente como está previsto en el periodo de 18 meses de transición política impuesto por los dirigentes de los países vecinos.  Y si las hay, no hay garantía de que vayan a ser  transparentes. En caso de que lo fueran, el nuevo elegido tendrá dificultades para tener bajo su control a  los militares Seleka y reinventar el sistema del Estado, algo para lo que además haría falta contar con mucho dinero, que de momento no hay. Para que las elecciones sean justas, es necesario desarmar antes a los seleka, formar un nuevo ejército y reestructurar la policía y el sistema judicial. Todo eso requiere dinero y en estos momentos, es justamente lo que falta.
¿Una intervención internacional? Muchos centroafricanos creen que sería la solución ideal. Todo el mundo desea que la Unión Africana apoyada por Francia intervenga para desmantelar el imperio Seleka. Es el punto de vista de Rolland Marchal, investigador francés, experto en los problemas centroafricanos: “Hace falta una presencia internacional larga, civil y militar y no solamente orientada a lo humanitario[9].
Desde el primer momento, los paises vecinos reagrupados en CEMAC (Communauté Economique et Monétaire de l'Afrique Centrale) decidieron enviar tropas llamadas FOMAC para restablecer la seguridad en el país. También obligaron a los nuevos dirigentes a poner en marcha un gobierno de transición, con el primer ministro de consenso de los acuerdos de Libreville antes de la toma del poder. Además, impusieron una hoja de ruta que implica la organización de las elecciones generales en 18 meses. En estas, los actuales dirigentes no podrán presentarse. El pueblo sigue pensando que esta hoja de ruta será respetada hasta el final aunque hay una parte de escépticos quienes creen que a lo largo del camino, todo cambiará. De momento, solamente el respeto a la hoja de ruta de CEMAC puede traer algo de paz! Evidentemente, el problema de los militares seleka, no formados y obviamente delincuentes, sigue siendo una espina en la bota del país. Por otro lado, ha quedado manifiesto de que los militares de FOMAC son insuficientes o mal motivados para restablecer la paz. Su presencia no ha impedido los saqueos, asesinatos y el desorden en el interior del país.
Desde el pasado 1 de agosto existe oficialmente una fuerza de intervención llamada MISCA, formada por algunos países de la Unión Africana. Pero de momento sólo son 700 efectivos, sólo en la capital. Está previsto que lleguen a 3.500, aunque incluso si llegaran a este número serían muy insuficientes para desarmar y desmovilizar a los combatientes de la Seleka de origen extranjero. Pero ¿quién  financiará esta fuerza? Quién motivará a Francia para que vaya a poner orden en su antigua colonia como lo ha hecho siempre? Últimamente, el presidente François Hollande, como alguien que se despierta de un gran sueño, hizo un llamamiento a la Unión Africana y a la ONU a “tomar en manos la situación de la República centroafricana que está al borde de la somalización[10]. ¡Ojalá el deseo se haga realidad!
El contingente de la Unión Africana tarda en llegar, y está claro que si los países occidentales no apoyan económica y materialmente esta iniciativa, esta misión no tendrá éxito.
¿Les confesiones religiosas? Aparte de la política, hay otros aspectos esperanzadores que merecen la pena mencionar. Desde el inicio de las hostilidades, la Iglesia Católica representada por el arzobispo de Bangui, Mgr Dieudonné Nzapalainga, el conjunto de las iglesias protestantes representado por el pastor Nicolas Guereyame y el Imam Kobine Layame, de la gran mezquita de Bangui han creado un comité para la reconciliación. Juntos, han hecho varios viajes al interior del país para encontrarse con las comunidades cristianas y musulmanes y son la única voz que de forma consistente llaman a la concordia y denuncian los abusos de derechos humanos. Su labor y su convicción han podido evitar una guerra civil con connotación religiosa y con consecuencias imprevisibles.
Gracias a su llamamiento por la paz, el perdón y la reconciliación, se ha evitado, de momento, males mayores. También la Conferencia Episcopal, por su parte, ha hecho un llamamiento muy fuerte para invitar a los cristianos a evitar los sentimientos de venganza. Esas acciones que parecen pequeñas han producido frutos de extraordinaria belleza. Son un signo de esperanza. Aunque las heridas sigan abiertas, hay motivos de esperar. Al menos, esperar que el pueblo centroafricano no se rompa en pedazos y caiga en una locura genocida. En la actualidad, la figura y la valentía del arzobispo de Bangui Dieudonné Nzapalainga queda como un referente a la hora de denunciar públicamente los abusos a pesar del peligro evidente que ello conlleva.
También es importante decir que desde cierto tiempo, la Comunidad Internacional se ha levantado para luchar contra el criminal Joseph Kony cuyos elementos de la LRA siguen haciendo estragos en el este del país. Parece que este ugandés buscado por el Tribunal Penal Internacional por los crímenes horrendos, está debilitado. Pero es importante que se le siga hostigando hasta que le capturen. ¿Cuántas personas habrá matado antes? ¿cuántas mujeres sus secuaces habrán violado?

7.      ¿Qué podemos hacer desde Europa?

Cuando algo pasa en Israel, o en Egipto, todo el mundo lo conoce al instante. Cuando en un país de África sub-sahariana pasan cosas igual de graves o incluso más, el tiempo transcurre como si nada hubiera pasado. Existe un silencio incomprensible de parte de la prensa internacional y de los poderes políticos del mundo desarrollado con respeto a África. Es verdad que los africanos tienen responsabilidad en lo que pasa en sus países. Pero también es verdad que todas las armas están fabricadas aquí y que la desigualdad en el sistema económico mundial está gestionada desde el Primer mundo.
Los hombres de buena voluntad no pueden callarse ante las catástrofes humanas. Si formamos todos la misma humanidad, cuando sufre un hombre, sufren todos de alguna manera. Un miembro enfermo acaba contagiando a todo el cuerpo. Es importante que luchemos para que la prensa no siga la política y que la política no siga siendo tan egoísta.
La ignorancia de lo que pasa en el mundo nos hace cómplices de la desgracia. Hay que instruirse, interesarse, denunciar. Nadie puede ser orgulloso de vivir en un mundo donde algunos viven tranquilos cuando otros viven huyendo de las balas.
Con respeto a Centroáfrica, es importante, primero saber que este país existe. Luego, pedir a Francia, a la Unión Europea y a la comunidad internacional que se interesen del conflicto. ¿Por qué en Mali, si, en Centroáfrica, no? Si la vida humana tiene el mismo valor en todas partes, ¿por qué en unos países los muertos merecen más atención que en otros?
En la misma óptica, no hay que cansarse de pedir al Tribunal  Penal Internacional de La Haya que se ocupe de los criminales que matan en total impunidad o se apropian de los bienes de los demás. Su fiscal jefe, Fatou Bensouda, ha declarado en varias ocasiones durante los últimos meses que su oficina sigue con mucha preocupación y muy de cerca lo que ocurre en Centroáfrica. ¿Cuándo lanzará las primeras investigaciones?
Antes de concluir, me gustaría también invitar a todos a pensar en la reconstrucción de ese país destruido. En España, la Fundación Bangassou cuyo fundador es el obispo Juan José Aguirre ha puesto en marcha una campaña para recaudar fondos. Cuando vuelva la tranquilidad, habrá que reconstruir los hospitales dañados, las escuelas etc. La generosidad es una de las armas potentes contra la desigualdad en el mundo.
Por lo tanto, quisiera concluir insistiendo en  cuatro aspectos:
-          Tenemos que informarnos más  sobre lo que pasa en África sub-sahariana.
-          Hay que presionar para que haya una intervención internacional eficaz y sostenida en la República centroafricana.
-          Hay que luchar para que los criminales que han cometido crímenes contra la humanidad sean llevados ante los tribunales.
-          Hay que pensar seriamente en la reconstrucción del país.

Einstein decía: "El mundo es peligroso, no por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que miran pasivamente sin hacer nada".




Apéndice

El tema de los anti-balaka

Después de muchos meses de violaciones de parte de los seleka, los jóvenes de distintos pueblos se soblevaron. El objetivo principal era defender sus localidades y sus familiares contra los ataques de los seleka. Cogieron el nombre de anti-balaka. Pero ¿qué es anti-balaka?
El nombre de anti-balaka significa anti-bala o anti-arma en la lengua de allí. También puede significar anti-veneno o anti-machete. Inicialmente, eran milicias de los jóvenes de los pueblos del norte de Centroáfrica, constituidos para defenderse contra los salteadores del camino o contra una tribu de pastores de vacas que se llama Mbororo. Estos solían estropear las cosechas con sus ganados de manera impune. En algún momento, los jóvenes valientes decidieron hacer un movimiento armado con machetes o rifles de caza para defenderse. La característica general de este movimiento es que sus miembros suelen hacer ritos tradicionales con una convicción de que ninguna bala puede atravesarlos o ningún veneno matarlos. Llaman esta práctica "el blindaje". Generalmente se ponen encima un liquido sobre todo el cuerpo y luego llevan amuletos sobre el cuello. 
Viendo la persistencia de las violencias hechas por los seleka, muchos jóvenes dejaron sus aldeas para reagruparse en la selva y empezaron a atacar a los seleka.

¿Pero el conflicto centroafricano es interreligioso?

Es un atajo muy fácil. Por una parte, los seleka son mayoritariamente musulmanes. Al atacar el país, se ensañaron con los cristianos saqueando sus tiendas y violando sus mujeres. No tocaron a los musulmanes. Además, muchos musulmanes sintieron una cierta complicidad con ellos por el hecho de que hablan la misma lengua (árabe) y practican la misma religión. De repente, los seleka se dirigían más espontáneamente a las casas de los musulmanes para esconder los botines robados a los cristianos.
Por otra parte, los anti-balaka se sienten más cercanos a los cristianos. Además, la mayoría son bautizados aunque no se pueda decir que son todos practicantes. Pero, hay que decir que todos los anti-balaka no son cristianos. Son más bien animistas viendo las prácticas que hacen. Su credo es vencer con la fuerza de los ancestros y la magia de sus ritos.
El problema es que los anti-balaka consideran a todos los musulmanes como seleka, sin duda por asociación. De hecho, cuando atacan, no se paran a distinguir quien es seleka, quien es musulmán. Matan a todos. Y los seleka consideran a todos los anti-balaka como cristianos, también por asociación. Cuando los anti-balaka atacan, los seleka hacen represalias a las familias cristianas sin distinción.
Este estado de cosas hace que el conflicto vaya tomando un cariz confesional. Sin embargo, hay que aclarar que los todos los musulmanes no son seleka ni todos los cristianos son anti-balaka. Es más, los seleka no son unos hombres religiosos que vehiculan realmente una práctica islámica rigurosa como para hablar de islamismo radical. Muchos de entre ellos son ladrones, borrachos, violadores. Sencillamente son unos delincuentes crecidos en los ambientes de violencia del Darfour et del sur de Tchad. Lo suyo es luchar, matar y robar. Lo mismo se puede decir de los anti-balaka. No son unos cristianos ejemplares que van predicando el evangelio. Son unos jóvenes exaltados, hartos de las fechorías de los seleka. Nada más.
Otro elemente esclarecedor es que los dirigentes ya sean musulmanes (imam) o cristianos (sacerdotes y obispos) están contra esta espiral de violencia e intentan llamar a la reconciliación con los comités de paz en todos los rincones. Lo que pasa es que el odio va superando la capacidad y el liderazgo de los dirigentes.







Nota:

Esta conferencia se dio en la Universidad de Donostía por motivos de los cursos de verano de 2013. Entre tanto, la situación ya cambió. Los países vecinos de Centroáfrica exigieron la dimisión del presidente seleka Djotodia y se puso en marcha un gobierno de transición dirigido por la presidenta Catherine Samba Panza. Las tropas francesas intervinieron en Bangui para parar la masacre que podía haber abocado en un genocidio. Los seleka se retiraron de Bangui para instalarse en el norte del país. Luego, la ONU propuso enviar unas 12.000 militares para ayudar a pacificar el país. En la actualidad (marzo 2015), ya están allí muchos militares de la ONU pero el país sigue en una situación inestable sobre todo en las provincias.



[1] Datos del censo general de la población de diciembre 2003.
[2] Según los datos del ACNUR, actualmente hay 206.000 desplazados dentro del país y 62.714 centroafricanos refugiados en los países vecinos.

[3] Según el primer ministro Nicolas Tiangaye, dentro de seleka, los verdaderos seleka son 5.000 a los que se han añadido otros 15.000 delincuentes sin formación disciplinar alguna en el camino hacia la capital (Cfr Entrevista en Jeune Afrique, 27 de agosto de 2013).

[4] Christof Heyns, relator especial de la ONU, jefe de expertos sobre la situación de Centroáfrica (06/08/3103)
[5] Alain Coutard, Responsable de Action contre la faim.
[6] Georgieva Cristalina (Journal de Bangui 09/08/2013)
[7]Somalia pasó más de 20 años en una anarquía total, sin gobierno ni poder central. Así se convirtió en un terreno propicio para los grupos extremistas afines a Alqaida
[8] Durante la semana del 26 al 30 de agosto, muchos habitantes de los barrios periféricos de Bangui se agruparon en el aeropuerto, paralizando todo con el propósito de protestar contra los ataques de los seleka en sus barrios. Gracias a la intervención del arzobispo de Bangui, se pudo evitar una sublevación sangrienta.
[9] Rolland Marchal, RFI-Afrique, 30 de agosto de 2013
[10] Centrafrique: Hollande appelle l’UA et l’ONU à intervenir, in Essor, 28 de agosto de 2013.