martes, 29 de diciembre de 2015

China en África


"China está haciendo lo que nuestros colonizadores tendrían que haber hecho hace mucho tiempo". Esta frase tan rotunda no viene de un sencillo campesino africano sino del mismísimo presidente de la Unión Africana, el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe. La pronunció en la cumbre China-África en Johanesburgo el viernes 4 de diciembre de 2015 antes una treintena jefes de Estados africanos en agradecimiento al presidente chino Xi Jinping.
La cumbre China-África viene a marcar un punto de inflexión en las relaciones entre el gigante asiático y el continente africano. Durante su discurso, el presidente de China prometió un préstamo en parte muy barato o en parte sin intereses de 60 mil millones de euros. Este dinero será destinado al desarrollo en las áreas de la agricultura, industria, reducción de la pobreza etc. También prometió una ayuda directa de 60 millones de euros para las operaciones de mantenimiento de la paz que lleva a cabo la Unión Africana en distintos países y una ayuda humanitaria inmediata de 140 millones a los países azotados por la sequía u otras desgracias naturales.
El anuncio del presidente chino a los presidentes africanos levantó un caluroso aplauso de los asistentes y una euforia generalizada sobre todo el continente negro. China se mete así de lleno en África.
En realidad, China ya está en África desde hace mucho tiempo. Su táctica para entrar fue muy sutil y bastante atractiva. Ofrece infraestructuras que ejecuta en un tiempo récord, ofrece préstamos baratos y sin largas negociaciones y, sobre todo, se abstiene de entrometerse en las políticas internas de los países con los que trata. Esto hace que nadie se de cuenta de su discreta entrada en la casa africana y que nadie se haga preguntas sobre su agenda secreta.
En muchos países, ya ha construido estadios de fútbol como el de Bangui en Centroáfrica,  hospitales, carreteras como en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, terminales de aeropuertos como el de Maputo en Mozambique etc. Hace poco ofreció a la Unión Africana un extraordinario edificio de 20 pisos como signo de amistad y en la actualidad, tiene a más de un millón de chinos en el continente y más de 200 mil millones de euros de inversión al año. Sus bancos acaban de firmar un contrato para financiar el ferrocarril de la Comunidad del África del Este (EAC) que cruzará Kenya, Uganda y Rwanda. Son gestos que dan a China una ventaja sobre Occidente en el futuro mercado africano.

¿Qué busca China?

Pregunta fácil con una respuesta también fácil. China busca lo que todos los países industrializados buscan, ni más ni menos. África es el continente que tiene todavía todos los recursos naturales en grandes cantidades y carece de tecnología para explotarlos con sus propias empresas. Necesita dinero para funcionar y también para poner en marcha sus proyectos de desarrollo. Tanto Occidente como China necesitan de los recursos para alimentar su industria. Por tanto, si China va a África, no es por ser buen samaritano sino por hacerse con lo que le interesa. La diferencia entre China y Occidente radica en las maneras y los métodos utilizados.
En la actualidad, China está explotando el petróleo en Sudán, el coltan en la República Democrática del Congo, la madera en Mozambique, el cobre en Zambia. Hace tres años firmó un contrato de explotación del petróleo de Centroáfrica etc. En definitiva, China coge todo lo que le cae a la mano y no hay ningún país africano que escape a su presencia.

¿Qué opinan los africanos?

Si preguntas a un ciudadano de a pie en África, te dirá que prefiere más a China que a Francia o Inglaterra. Parece ingenuo,pero es así. Muchos africanos te dicen: "si en los 50 años de independencia aliados con Occidente, no ha habido desarrollo, cambiemos de aliado para una nueva experiencia".
El sentimiento del neocolonialismo occidental está tan arraigado que la gente ve con recelo la presencia de los europeos en el suelo africano. En cambio, China parece tener una acogida generosa, parte por su estrategia que consiste en realizar obras grandiosas a los ojos de los ciudadanos (estadios, centrales eléctricas, hospitales, etc.) y parte por su virginidad en cuanto a la colonización. Comparando con Occidente, muchos africanos opinan que China hace mucho en poco tiempo frente a la hipocresía de los países occidentales que pretenden dar lecciones de democracia y de los derechos humanos, a la vez que apoyan los regímenes dictatoriales.
Aunque, los más avisados, perciben con recelo la presencia masiva de los chinos, la opacidad de sus contratos y el apoyo indirecto a los dictadores.
En primer lugar, cuando hay una obra de construcción, China suele traer a sus propios materiales y su propia mano de obra por lo que, no hay creación masiva de empleo para los trabajadores locales, ni se potencia la compra de materiales en los países donde se realizan las obras. En este sentido, la presencia de China es negativa.
En segundo lugar, nadie sabe qué tipo de agenda secreta tiene China al ofrecer cantidades ingentes de dinero a los países africanos. De hecho, en muchos países, ya ha empezado a comprar terrenos inmensos o explotar los minerales sin que la población tenga tiempo de reaccionar.
En tercer lugar, el hecho de que China no insista en el tema de los derechos humanos y la democracia como lo suelen hacer los países occidentales –entre otras cosas porque ellos no lo practican-China se presenta como un apoyo fuerte a los dictadores que se aferran al poder pisoteando los derechos de sus ciudadanos.

En definitiva, China seduce por su respeto a las instituciones locales, su rapidez y eficiencia en las obras, su pasado limpio del colonialismo y, sobre todo, su dinero. Pero, ¿sabrá hacerlo mejor que Occidente o será una hipoteca aún mayor?
Gaetan

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