domingo, 15 de marzo de 2015

Las guerras africanas (part1)

La guerra dormida de Senegal

La República de Senegal, no puede ser considerada como un país inestable, o marcado por la guerra. Es uno de los países con mayor prosperidad del África occidental y, últimamente, se cuenta entre los pocos países con democracia en el continente. Sin embargo, lleva arrastrando una “guerra no acabada” desde hace tres décadas que tuvo su comienzo con la independencia del país en 1.960.
Por entender mejor el problema de Senegal, hay que atender a su posición geográfica. El país está divido en dos, la parte norte que es la más conocida como Senegal cuya capital es Dakar y la parte sur llamada Casamance cuya capital es Ziguinchor. Para llegar desde la parte norte a la parte sur y viceversa, es necesario cruzar el territorio de la República de Gambia; lo que supone una dificultad para la armonía entre las dos partes del país.
En la época de las independencias, Leopold Sedar Senghor prometió a los sureños de Casamance la independencia propia si le ayudaban en la lucha contra la colonización. Lo hicieron pero cuando llegó el momento, las promesas no se cumplieron. Y el norte comenzó a enviar al sur funcionarios que no respetaban las tradiciones y costumbres de los habitantes. La frustración no se hizo esperar y el descontento desembocó en un conflicto armado.
En 1982, los habitantes de Casamance convocaron manifestaciones que acaban quitando la bandera de Senegal en los edificios públicos. Este hecho fue interpretado por el norte como una declaración de guerra y la manifestación fue duramente reprimida y ocasionó derramamiento de sangre. A partir de este momento, los habitantes del sur fundaron el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC), liderado por el sacerdote Diamacoune Senghor Agustín. La organización, posteriormente, fundó una rama militar llamada ATIKA.
MFDC, con apoyo exterior, acosaba a las fuerzas gubernamentales. Entre ataques y contra-ataques, se estima que murieron en los combates más de 5.000 personas.
Cansados de luchar, algunos miembros de MFDC quisieron negociar con el gobierno central, lo que era compartido por el padre Diamacoune Senghor partidario de las negociaciones. Sin embargo, los más radicales no aceptaron la vía negociadora y el movimiento se fraccionó en dos grupos que, posteriormente fueron tres, por la escisión de uno de ellos.
Con la llegada de la democracia en Senegal, el nuevo presidente democrático Abdoulaye Wade quiso acabar con el conflicto armado proponiendo un acuerdo. En el año 2001, se firmó unos acuerdos entre el presidente y Diamacoune Senghor pero no se consiguió firmar acuerdos con todas las facciones.
En 2007, falleció el padre Diamacoune que era un interlocutor esencial en este conflicto lo que puso en riesgo los acuerdos firmados. Tras un largo tiempo de tranquilidad, las facciones descontentas reinician sus actividades hostiles y, nuevamente, comienzan las emboscadas al ejército nacional.

En la actualidad, no se puede decir que el país esté en guerra. Pero tampoco se puede decir que se viva en una paz plena. Estamos ante un conflicto bélico dormido, todavía no resuelto del todo. El sucesor de AbdoulayeWade, MackySall viajó a los territorios del sur con el propósito de ofrecer su buena voluntad. Sin embargo todavía, no se ha llegado a un acuerdo global y definitivo para la pacificación total del país.

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